Noticia


miércoles, 23 de marzo de 2005

la primavera

Hoy, a parte de que ha llovido
siento una palpitación algo más fuerte que otros días, es la típica palpitación de cuando tienes que ir a ver una nota, o a hacer un examen, o a decirle a alguien algo importante...
Pero no tengo notas que mirar, ni exámenes que hacer, ni nada muy importante que decirle a nadie.
Será la primavera

miércoles, 16 de marzo de 2005

Pos va a ser que no

Y es que las cosas no se pueden predecir,
no sé si me habrá visto llegar doblado, porque ayer salimos de fiesta (dato que he omitido en mi testimonio) y pensará que aún debo recuperarme mejor,
no se si será el ambiente festivo y fallero,
no sé si será que iba mentalizado ante la pregunta ¿Cómo estás? A no responder "Bien"
o será que aún no tengo fuerza en el pie derecho y al andar cojeo un poquillo
o será simplemente que lo necesito.

El caso es que estaré 3 semanas más de baja hasta el 6 de abril

domingo, 13 de marzo de 2005

Se termina la baja

Pues algo de miedo si que hay, no sé a qué
Quizás al cambio, a que esto se termina y al hacer balance de este tiempo tampoco saco provecho de ello.
1º Da pereza volver a ponerse otra vez en marcha, y más cuando hay un parón.
2º No estoy como antes, darme el alta no significa que se cierra un paréntesis. Sigue habiendo secuelas. Ahora aún no puedo correr, sigo cojeando un poco aunque yo intento disimularlo y no tengo fuerza en el pie.
3º Este tiempo, no he adelantado nada en cuanto a trabajo del colegio. Hubiera sido un momento idóneo para terminar todas esas cosas que durante le curso no tengo tiempo. Haber diseñado un material adfecuado para durante le curso trabajar de manera holgada, pero no es así, estoy, en el mejor de los casos, igual que el día que me dieron la baja
4º Si es verdad que he leído muchísimo, pero eso no me supone haber vivido nada en especial.
5º La tesis está, podríamos decir, aparcada, casi tanto como el primer día.
6º Si he tenido tiempo para chorradas, para blogs como este o para actualizar mi web, ¿y?
7º Podría tener montado más de uno de los cursos que presentamos a FERE y sin embargo no he hecho otra cosa que leer
La verdad es que soy desorganizado, no soy capaz de ser práctico y me pierdo en mil cosas, antes de terminar algo.

Todo esto es porque me siento como un niño en vísperas de éxamenes. Dentro de nada, dos días, estaré frente al médico y tengo todas las papeletas de que me suspenda, o que me dé el alta, que casi es lo mismo.
Y yo que habré hecho???
NADA

Orientación vocacional

Lo primero de lo que tengo recuerdo, a nivel vocacional, es que quise ser cirujano, cirujano plástico, quizás llevado por aquella serie "Al este del Edén", donde una mujer muy tirada al Nilo (u otro río africano) por su marido, para hacerse con la herencia, o casarse con su amante (algo sin importancia). La mujer supuestamente muerta, es rescatada por gente, totalmente desfigurada. Ahí entraba el cirujano plástico, que le hacía una cara totalmente nueva, incluso orreconocible para su exmarido (o lo que fuera entonces) que iba disfrutando de las mieles que su ausencia le había dejado. Y yo me dije: "Yo quiero ser como ese". Imagino que tenía casi más que ver con la expresión plástica, con la belleza, con la creación, más que con la medicina, o la salud. pero bueno, yo era muy niño; hasta allá por los 15 años mantuve en mayor o menor medida, consolidada mi vocación médica. La truncó, además de la visión un tanto fantasiosa de la vocación y un racionalismo cada vez más en boga en mi manera de pensar, la truncó, digo, la física de 2º de B.U.P., asignatura que era adalid de las Ciencias, y con la que yo no me llevaba nada bien. Y si en el primer escollo del camino me sentía tan abatido, pensé, lo mejor era vislumbrar otras metas.
No fue algo que surgiera espontáneamente la idea de declinar mi futuro hacia el periodismo. Hacía dos años, cuando cursaba 8º de E.G.B. ya me había planteado, algo más en serio ser periodista. Aunque también surgió un poco por casualidad. Antes de mi, en la lista iba una chica, Mº del Mar Frontera, hoy creo que se ha hecho abogada criminalista, peor entonces quería ser periodista, y yo me dije, cuando en una clase lo dijo, ¿y por qué no? Y así es como me lo planteé. Si bien es cierto, que como muchos niños, antes me gustab retransmitir partidos de fútbol (Una vez, con la llegada de la 1ª máquina de escribir a casa, me puse a escribir la retransmisión de un partido de fútbol en un papel. La retransmisión que a mi me costó días, era de un partido España-Brasil, que ganó España 1-0, y cuya retransmisión duraba, poco menos que la cara delantera de una cuartilla, que bien podía leerse en un minuto (por cierto, el gol era de Dani, un jugador del Bilbao que era el máximo goleador internacional con 10 goles en ese juego de cartas).
De todos modos, como decía la orientación me vino en 8º, ya no sólo cuando me planteé "por qué no", sino cuando vi que se me valoró algún trabajo periodístico. Hubiera sido muy fácil borrar de un plumazo ese interés por la noticia, si aquel profesor de Lengua, me hubiera dicho que mis trabajos no valían una m., pero no fue así, quizás no tenía estilo, pero tenía mucha imaginación y creatividad. Ese momento "periodista" empezó un día en el que se nos planteaba escribir una entrevista, a quién quisiéramos. Y yo acerté de pleno; la gente se la hacía a futbolistas, cantantes, personajes de cómic, etc... Yo se la hice a un compañero de clase: Jaime Roca, un tipo que contabaunos chistes malísimos, muy similares a aquel muñeco de los fragel, que también contaba chistes. Era la sensación del momento, un chico tímido que se lanza la ruedo del humor, con un escasísimo éxito, y aupado en la crítica, se crece para seguir contando chistes. La dinámica era muy fácil, la gente pedía chistes, y el empezaba una retahila, de chistes pésimos, que terminaban, tras el final del primero pidiendo el silencio por parte del respetable, pero Jaime no se rendía, y contaba el segundo entre silbidos y quejas, el tercero ya era inescuchable por le ruido que levantaba el auditorio. Al personaje, o a la persona es a quien le hice la entrevista. Preguntas acertadas a un personaje acertadísimo hicieron que mi clase, por unos minutos permaneciera totalmente en silencio - algo inaudito en mi clase - escuchándome y me dijeran (en silencio): "Rafa, tienes madera de periodista".
Cuando terminé con la idea de la cirugía, esta es la que cobró más fuerza, no pretendía ser un periodista de priemros periódicos, ni de noticias, ni de deportes, ni de sucesos. Me imaginaba trabajando, escribiendo reportajes para revistas, entrevistas a personajes famosos y no tan famosos, con preguntas trabajadas y no sacadas al paso. Luego me imaginé haciendo Radio, radio de madrugada, para minorías, no una radio fórmula, ni ser DJ de ninguna emisora, sino un tiempo para hablar pausadamente, a altas horas de la noche, sin importar muy bien quien escuchara
Como pasa un poco con este blog, que nació con la intención de escribir en él, más que con el de que alguien lo leyera alguna vez.

Continuará.

viernes, 11 de marzo de 2005

11 M

Es una putada tener que recordar estas fechas por varios motivos:
La primera es porque uno preferiría recordar cosas más bonitas, el momento en que ella me dio el primer beso o como descubrí el sentido de la vida, pero no, el 11 M significa algo peor, mucho peor.
El segundo de los motivos es que es triste porque nos acordamos de cuando se matan a dos centenares de personas de un plumazo, pero no nos acordamos (no me acuerdo) de los que mueren en menores minorías, y sus vidas no son menos importantes que las otras, o cuando el número es igual, pero mueren tan lejos, que parece que no fueran de la misma especie que la mía. Quisiera tener un momento cada día para acordarme de las víctimas, y sobretodo de las personas que velaron esas víctimas, que son las que siguen ahí.
Y tercero, lo que me parece más triste de todo es la hipocresía que me invade (que nos invade) cuando rechazamos en una repulsa feroz esos actos terroristas, y no me doy cuenta de la destrucción (sino masiva, si indibvidual) que en muchas ocasiones fomento en las personas de mi alrededor. Ahí soy yo el "terrorista", pero eso no me parece quizás tan grave.
Habrá que mirarse un poco más, no sólo lo bueno, sino también lo malo, y que el 11 M, como todos los días, sea un momento para recordar y para pensar en que deben cesar MIS actos terroristas con mis congéneres y conmigo mismo. También a esa "lacra personal" habrá que decir BASTA YA.

jueves, 10 de marzo de 2005

Las fallas

Las explico en clase, cuando hablamos de Relativismo cultural, eso, por lo cual, si no eres de aquí, pues no lo entiendes.
La crítica es feroz. Te gastas millones en un monumento de carton piedra, te haces unos trajes espectacularmente caros que lucirás menos de 10 dáis al año, unas manteletas de quitar el hipo, además de pagar tus cuotas y vender no se cuanta lotería que termina´ras por cambiar por otra loteria, que al final no tocará
Y al final, ¿para qué?
Para pillar una semana de borracheras
y recortar el coma etílico con el mejor de tus quites.

Y si preguntas te dirán que eso es la fiesta, y que se traduce en mucho dinero, en mucho turismo y tal y cual, pero como nosotros no vivimos del turismo, ese dinero irá a otras arcas.

De todos modos todo eso se puede entender,
pero lo que no entiendo para nada
y ahi ya no me entra ni el relativismo cultural ni ná de ná
Son los putos petardos, y els masclets
que los niños cabrones te tiran a traición cuando tu paseas por la calle.
O las despertás a las 7 de la mañana,
que te despiertan en un estado de shock, quieras o no,
sumido en sueños, convertidos en batallas...
El ambiente de guerra (acústicamente hablando)
que parece reinar en la ciudad
y yo me pregunto ¿Y no les bastaría a esta gente con la mascletà de las 2 de la tarde?
que inviertan el dinero de los petarditos
en cuadernos Rubio, y así los valencianos
podrían presumir de tener la mejor caligrafía
y no dar por culo con los petarditos.
Ea

martes, 8 de marzo de 2005

Los toros

Ayer llegué a la plaza a las 8'00 de la mañana (que nadie se asute, aún la fiesta nacional no se ha adelantado de forma tan vespertina). Se habrían las taquillas a las 10 AM. Era el primer día de la venta de éstas. Sorprendentemente, a las 8 AM ya habían grandes colas, y cierta ansiedad, por si cuando nosotros llegáramos ya no hubiese en el lugar que nosotros quisiéramos el día elegido. Claro. Estas circunstancias invitan a hacer amigos, a hablar con el de delante y el de detrás. A comentar quien es el torero más bueno y cual es más malo, y a hablar de lo irreal de la situación.
La cola está llena de abuelos, como esperando el racionamiento. La mayoría entienden de toros, más que yo de educación, y son capaces de recordar hazañas de hace años, entre faroles (porque alguno cuenta casi casi que fueron ellos los que torearon ese día). Pero no todos son abuelos (cerca del 50 % de la población en cola) Y me planteo... Y el resto de gente no trabaja???? Evidentemente deben trabajar, porque le precio de las entradas no son nada baratas. El abono de temporada ronda las 1700 euros con un 20 % de descuento ya hecho (eso si, en barrera y en sombra). Y a pesar de las largas horas de cola (Algo más de 4 horas hice yo, hasta que me vendieron las entradas, a eso de las 12'20) y del alto precio de estas (yo pagué, por unas de las más baratas 32 euros), nadie te asegura que salgan unos buenos toros, ni unas grandes faenas. Vamos que tu dinero está apostado en una ruleta más. Sin embargo, decía, cuando sales de esa cola, sientes que has conseguido lo más grande del mundo, y que el objetivo de ese día ya lo has cumplido.

sábado, 5 de marzo de 2005

Brummel II

Que lo que dije el otro día...
que va a ser que no.
Desde que escribí eso, he decidido mirar lo que hacen los demás. Yo usualmente llevo un libro encima (son mis fases autista, que diría mi querida "Cardito"), pero la verdad es que no soy el único, últimamente todo el mundo lee, parecen enfermos, como poseidos por un concurso donde es imprescindible terminar no sé cuantas páginas antes de llegar a tu parada. Además me sorprendo viendo leerse libros que yo ya he leído, y que me apetece empezar una conversación, preguntar por dónde van, si les está gustando el libro y por qué. Luego dirán que este país no tiene cultura literaria, yo creo que si la tiene. Es verdad que puede ser que forme parte del autismo colectivo al que nos sometemos junto a los walkman que acompañan a otro 80 % de los peatones o usuarios del metro. Pero, bendito sea ese autismo si es un si a favor de la lectura.

viernes, 4 de marzo de 2005

Imbécil

Hace dos días que he dejado de ser un "imbécil". O eso creo.
Leyendo a F. Savater descubrí de donde venía la palabra imbécil. Viene del latín "baculus" que significa báculo o bastón. Se supone que el imbécil es el que necesita de un bastón para andar. Luego la acepción ira muchísimo más lejos que lo puramente físico, pero literalmente he dejado de ser un imbécil al menos físicamente, de lo cual me alegro enormemente; ahora sólo soy un puto cojo
Pero tiempo al tiempo...

martes, 1 de marzo de 2005

Brummel

Ayer recordé lo del anunció.
Se la juega en las distancias cortas, y lo recordé cuando iba en el metro y cuando subi al acensor.
Recordé de cuando estudiaba, que uno necesita un espacio vital y que nadie se lo invada, y ese espacio depende de la ocnfianza que tienes con las personas, y os aseguro que en el metro, ni en el ascensor, fuera de mis perversas fantasías, ni las distancias son las mínimas, ni mis congéneres son de mi confianza.
Por tanto ante esta situación, no me queda otra cosa que hacer experimentos sociológicos y reírme o sonreírme por los resultados.
Subo al ascensor y intento no pegarme a la pared. No hablo. Miro a la cara a mi vecino y le pregunto el piso y sin dejar de mirarle a la cara espero su respuesta que apenas es precedida de una milésima de segundo de cruce de miradas. Luego vuelvo a mirarle a la cara, mi vecino se mira el reloj, se mira la mano, mira la esquina superior del ascensor, como si fuese a haber una grieta. Si es una vecina y lleva un escote de escándalo, todo es mirar a otods lso lados, menos perder la mirada entre aquel mundo que me llama como un imán, y la situación se convierte en más violenta todavía.
Lo mismo sucede al subir al metro, si este va lleno, primero se reducen las conversaciones, la palabra se convierte en un arma afilada en las distancias cortas, un silencio sepulcral similar al de un velatorio, sólo el ruido de los railes y los frenos rompe con esa tensión, pero si somos capaz de obviar ese ruido, nadie mira a nadie. Siu alguien mantiene una conversación todos los oídos están puestos en esa conversación. Y ya sabemos que su marido se llama Manolo y que la esperará en la puerta del metro con un paraguas, que ya podría llevar también uno para el resto de pasajeros que nos paramos en la misma parada. Sin embargo, las miradas se rehuyen, cuando el vagón va embutido de personas. Levantas el brazo para agarrarte de la barra y los olores se hacen más tensón. Me he duchado esta mañana, pero... es que llevo a una mujer pegada a mi sobaco, y en frente una melena rubia que destila un perfume con olor a tentación. Incluso mis labios están más cerca de su cuello, por el vaiven del vagón. Y sentir la respiración de otro en tu cogote ¡Qué asco! (o que morbo). Yo la verdad es que en eso no tengo problema porque soy alto.
Sea como sea es curioso subir al metro, o al ascensor, y tentar a las leyes de Brumel, donde te la juegas en las distancias cortas