Noticia


martes, 31 de enero de 2006

Hartito

Leyendo las primeras ediciones del pandemonium, me puse a pensar todas las cosas que me tienen hartito, las cositas que me calientan y recalientan.
Por eso, a partir de mañana, este blog empezará con un

"Que jartito estoy ..."

lunes, 30 de enero de 2006

Despedidas

Hoy me dijo que se iba.
Yo no supe que decirle.
Me volvía a dejar sorprendido, no estaba preparado para hacer el resto del camino solo, así como no estaba preparado para concebir el resto de mi vida sin ella.
No me atreví a suplicarle que se quedara, me parecía excesivamente egoista, pensando solamente en mi, obviando que ella también tenía unos objetivos en su vida, y que yo, por supuesto, no era un ode ellos.
Tampoco quise decirle que hiciera lo mejor para ella, en el fondo me jodía imaginarme el resto de mi vida sin ella, y tampoco quería que creyera que no me importaba, que podía ser frío como un témpano.
Me quedé inmovil, sin nada que decir, ahogué una lágrima en el silencio, que termino por brotar, y que enseguida ahogué y quise que e mundo me tragara, maldije mi vida, mandé a la mierda mis proyectos, y saboreé el más amargo de los sabores.
Sólo quería que todo fuera una pesadilla

domingo, 22 de enero de 2006

Los bomberos

Supongamos que dos bomberos entran en un bosque a apagar un pequeño incendio. Al final, cuando salen y van a la orilla de un riachuelo, uno de ellos tiene la cara llena de ceniza y el otro está inmaculadamente limpio.

Pregunta: ¿cuál de los dos se lavará la cara?



Parece evidente que será el que está cubierto de ceniza

Error: El que tiene la cara sucia verá al otro y pensará que está igual que él. Y viceversa: el que tiene la cara limpia verá que su compañero tiene hollín por todas partes y se dirá a sí mismo: "Yo también debo de estar sucio, tengo que lavarme"

sábado, 21 de enero de 2006

El hambre y la soledad

Es mejor tener hambre que estar solo.
Porque cuando estás solo, y no hablo de la soledad que escogemos,
sino de la que nos vemos obligados a aceptar,
es como si ya no formases parte de la raza humana

Peor que caminar solo y miserable,
es tener a alguien a nuestro lado
y hacer que esa persona
se sienta como si no tuviese
la menor importancia en nuestra vida

viernes, 20 de enero de 2006

El convento


Una mañana, un campesino llamó con fuerza a la puerta de un convento. Cuando el herma­no portero abrió, él le tendió un magnífico racimo de uvas.
«–Querido hermano portero, éstas son las más bellas uvas producidas por mi viñedo. Y vengo aquí a ofrecerlas.
«–¡Gracias! Voy a llevárselas inmediatamente al Abad, que se pondrá contento con esta ofrenda.
»–¡No! Las he traído para ti.
»–¿Para mí? Yo no merezco tan bello regalo de la natura­leza.
«–Siempre que he llamado a la puerta, has abierto tú. Cuan­do necesité ayuda porque la cosecha había sido destruida por la sequía, tú me dabas un trozo de pan y un vaso de vino todos los días. Yo quiero que este racimo de uvas te traiga un poco del amor del sol, de la belleza de la lluvia y del milagro de Dios.
»El hermano portero puso el racimo enfrente de él y se pasó la mañana entera admirándolo: era realmente hermoso. Por ello, decidió entregarle el regalo al Abad, que siempre lo había estimulado con palabras de sabiduría.
»El Abad se puso muy contento con las uvas, pero recordó que había en el convento un hermano que estaba enfermo, y pensó: «Voy a darle el racimo. Quién sabe, puede traerle alguna alegría a su vida.»
»Pero las uvas no permanecieron mucho tiempo en el cuarto del hermano enfermo, porque éste reflexionó: «El hermano co­cinero ha cuidado de mí, me ha alimentado con lo mejor que hay. Estoy seguro de que esto lo hará muy feliz.» Cuando el her­mano cocinero apareció a la hora de comer para llevarle su co­mida, él le dio las uvas.
»–Son para ti. Como siempre estás en contacto con los pro­ductos que la naturaleza nos ofrece, sabrás qué hacer con esta obra de Dios.
»El hermano cocinero se quedó deslumbrado con la belleza del racimo e hizo que su ayudante se fijase en la perfección de las uvas. Eran tan perfectas que nadie las iba a apreciar mejor que el hermano sacristán, responsable de la custodia del Santísi­mo Sacramento y que muchos, en el monasterio, veían como un hombre santo.
»El hermano sacristán, a su vez, le regaló las uvas al novicio más joven, de modo que éste pudiese entender que la obra de Dios está en los menores detalles de la Creación. Cuando el no­vicio lo recibió, su corazón se llenó de la Gloria del Señor, por­que nunca había visto un racimo tan bonito. Al mismo tiempo, se acordó de la primera vez que había llegado al monasterio y de la persona que le había abierto la puerta; había sido ese gesto el que le había permitido estar ese día en aquella comunidad de personas que sabían valorar los milagros.
»Así, poco antes de caer la noche, le llevó el racimo de uvas al hermano portero.
»–Come y que te aproveche. Pasas la mayor parte del tiem­po aquí solo, y estas uvas te harán mucho bien.
»El hermano portero entendió que aquel regalo estaba real­mente destinado a él, saboreó cada una de las uvas de aquel ra­cimo y durmió feliz. De esta manera, el círculo se cerró; un círculo de felicidad y alegría, que siempre se extiende en torno al que está en contacto con la energía del amor.

Pablo Coelho "El Zahir"

miércoles, 18 de enero de 2006

Dani Huercio

Se llamaba Dani, Dani Huercio. Y digo se llamaba, porque Dani se ha muerto. Así de simple, así de escueto me lo ha dicho el funcionario cuando le he preguntado, como hago todos los miércoles “puedo hablar con Dani Huercio?”.
No es que fuera mi amigo, ni que fuera la mejor persona, ni nada de nada. Sólo me han venido a la cabeza, un par de flashes. No recordaba que estuviera tan mal. No se le veía tan mal, aunque las defensas él dijo que las tenía bajas. Al habar con el funcionario y preguntarle ante mi asombro, me dijo que había muerto de lo que mueren todos; pero que en su caso no había sido una sobredosis, que llevaba unos días mal, que no bajaba a comer, que se encerraba en el chabolo... Hasta que el día 13, decidieron, por fin, llevárselo al hospital donde murió al día siguiente.
Me resulta triste. Dani no creo que tuviera más edad que yo. Me recordaba en su forma de hablar a aquel personaje que interpretaba Angel Garó: “Pepe Itarburi”. Te miraba sonriéndote de lado, como si te fuera a disparar, bajando la cabeza. Aprendía una frase y la repetía 1000 veces en la misma conversación (querría recordar alguna), era único. Dani tenía esa gracia, como que se iba a echar a reír en cualquier momento, como que sabías que lo que te estaba contando era una fantasmada, pero lejos de intentarte convencerte, disfrutaba contándotela, exagerándola, dándole emoción. Dani en el fondo era un niño que siempre sonreía, como quien espera un regalo con una visita, que te recibía con los brazos abiertos, sin exagerar, porque su forma de saludar era esa, darte un abrazo, como si hiciera años que no te veía y tu fueras un hermano suyo.
Abandonado desde hacía tiempo contaba sus fechorías sexuales, como si de Rocco Sigfredi se tratara, de los robos con su hermano, de los saltos de las verjas de aquel cementerio de coches, de la persecución de los perros guardianes, de cómo se jodió el tendón del dedo, que le dejó el índice de la mano derecha como el hombre garfio.
Dani no tenía muchas luces, o estaba puesto hasta las cejas, rollo porros, o era algo tonto, pero tenía una envidiable sonrisa, a pesar de lo que le había tocado vivir, o del tiempo que ya llevaba en prisión.
Había vivido sus años rodeado de gente, de compañeros de internado, de reformatorio o de prisión y se había granjeado con su sonrisa la simpatía de los funcionarios, a pesar de ser luego el más cabrón de los presos, pero parecía divertirse de vivir, y eso era lo que producía envidia. No había nunca quejas, sólo admiración, como si un cigarrillo fuera el mayor tesoro. Lo exageraba diciendo que aquello era canela en rama, hasta forzarte la sonrisa, y lo malo, o lo bueno, era que se lo creía. Era con el tipo de presos con los que me divertía.
El caso es que me duele que muriera solo, quizás sonriendo, pero solo. Me jode no haberme podido despedir de él, poderle dar un abrazo como los que me daba él y decirle alguna de las frases que el repetía asiduamente, como si fuera el único propietario de la frase. Decirle que había sido todo un placer y todo un honor haberlo conocido y que lo iba a echar de menos cuando volviera a entrar en el 10, y que iba a llorar, porque, joder, le quería. Y despedirme citándolo en el infierno.
Pero no fue así, murió solo. Quiero creer que sonriendo, como era él, pero solo.

A tu mala salud, Dani. Va por ti.

martes, 17 de enero de 2006

Frio y caliente

«Conozco tus obras y no eres ni frío ni caliente.
¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero eres sólo tibio;
ni caliente ni frío. Por eso voy a vomitarte de mi boca"

Apocalipsis 3, 15-16

domingo, 15 de enero de 2006

Truco

No temas pon la otra mejilla
que golpeo con besos
dejame que te haga un truco
soy el mago del amor
tu atame de pies y manos
que en desatarme soy experto
y dejame que te hipnotice
con el tic-tac del corazon
y deja que te cuente
el cuento de los sentimientos
deja que practique con tu cuerpo
el lenguaje de las manos
no le tengas miedo al frio
planta cara al invierno
y subete a mi barca desnuda
que en mi cuerpo es verano
Vamos a jugar a ese cuento
que te beso y despiertas
vamos a contradecir el mundo
hagamos lo claro oscuro
se dice que en el interior
de la persona esta la belleza
pues vamos a jugar a las prendas
empezaremos desnudos
Yo voy a descolchar una botella
de esas que no tienen alcohol
voy a deshojar una margarita
para saber si tu me quieres
con 4 o 5 botellitas
te arrancas tu o me arranco yo
te advierto
que si yo soy el que arranco
chupo mucho no soy diesel
vamos a contar mentalmente
cuanto duran los besos
vamos a comprobar
si nuestros cuerpos propagan el calor
si quieres apagamos las luces
y te cuento una de miedo
asi cuando te venga un susto
a mi me viene una ocasion
Trucos, trucos
que me lancen a mi cara
para entrar en tu corazon
trucos,trucos
sin mis trucos no soy nada
soy el mago del amor...
El barrio

jueves, 12 de enero de 2006

Clase de Lógica (1)

Los que me conoceis sabeis que soy profesor
profesor de Filosofía

Hoy daremos una clase de lógica
Estudiaremos dos silogismos:
Silogismo 1 :
Axioma 1 = Dios es amor.
Axioma 2 = El amor es ciego.
Axioma 3 = Steve Wonder es ciego.

Conclusión : Steve Wonder es Dios.

Silogismo 3 :
Axioma 1 = Me dijeron que Yo soy nadie.
Axioma 2 = Nadie es perfecto.

Consecuencia 1 = Luego, yo soy perfecto.

Axioma 3 = Pero, solo Dios es perfecto.
Consecuencia 2 = Por lo tanto, Yo soy Dios.

De lo que se deriva la siguiente conclusión:
Si Steve Wonder es Dios, entonces yo soy Steve Wonder

¡¡¡Mierda!!!
¡¡¡Soy ciego !!!