Noticia


viernes, 31 de marzo de 2006

11 años

Ayer mientras estaba viendo anochecer en Sierra Leona, o mientras creía estar viendo anochever en Sierra Leona (nunca distinguí muy bien la realidad de la fantasía) recordé que hacía 11 años que conducía, y me vienieron a la cabeza quizás los momentos más importantes desde entonces y dentro de un coche.
Recordaba lo difícil y sensible que era aquel ford fiesta de casa, arrancarlo en las cuestas sin que se calara o se fuera para atrás, los trompos en las rotondas, como su sensibilidad hacía que culeara.
Recordaba el lancia lada que volqué en Formentera, y como mi vida recobró de nuevo toda la importancia que se me había ido perdiendo.
Recordé la noticia en el periódico de mi profesor de autoescuela muerto en accidente de tráfico.
recordé mi primer rover 218, y los viajes a Francia, y por toda España
Recordé los flirteos dentro del coche
Recordé el land rover por tierras peruanas
Recordé los 200 kms/hora cogidos, alguna vez, yendo hacia Granada
Recordé aquel coche que de cara, aquella noche, invadió nuestro carril de madrugada yendo a Madrid, por mitad del autopista
Recordé los coches que conduje y no fueron míos
Recordé el tiempo que estuve sin coche
Recordé mi primer coche nuevo: mi ibiza


Pero todo eso son recuerdos
Espero vivir muchos momentos más dentro del coche

jueves, 30 de marzo de 2006

Anochecer en Sierra Leona

Esta mañana cuando me levanté, todo parecía normal, pero cuando fui a coger las llaves para salir de casa, me paré un segundo y sin pensarlo mucho algo me dijo que cogiera las llaves del coche y dejara el maletín de trabajo.
No me pregunteis porque pero al rato estaba en el aeropuerto mirando el panel de vuelos, buscando el más raro, el más alejado, y sin decir a nadie que no iría a trabajar, sin darle las llaves de mi casa a los vecinos para que me regaran las plantas, o dieran de comer al gato, sin dar explicaciones a nadie, porque nadie tampoco me las pide, saqué un billete para Freetown, al pasar el control de aduanas, dejé caer mi teléfono movil en la primera papelera que encontré (Que dificil es encontrar una papelera en los aeropuertos, por cierto) y me largué.
Mis padres no saben que estoy aquí, mi exmujer tampoco, la chica que esperaba mi llamada, sé que tendrá la cautela de esperarla una semana más hasta descubrir que desaparecí de todos los sitios en los que podría estar, el hijo que tuvieron mis amigos por mí tampoco sabrá nada de mí, ahora que tenía la oportunidad de concoerme un poco mejor. Y a sabiendas que cuando vuelva no tendré trabajo y que le coche que dejé tan mal aparcado en el aeropuerto no estará, que el piso estará subastado por falta de pago, u okupado, o... que más me da, como si le han pegado fuego.

Nadie me echará de menos más de unos cuantos días, lloraran, me harán un funeral ordinario, muy alejado de lo que iun día dije que podrían hacer y... bueno, que más da. Forma parte de otra vida que ya no está

Quise suicidarme, pero no me atreví, así que decidí quitarme del mapa, del mapa que todo el mundo conoce. Y temeroso de que luego no hubiera otra vida, me decidí a inventármela yo.
Aquí lo único que tengo es dinero; no conozco ni el krio, ni el mende, ni el temne, ni ninguno de los putos idiomas que existen aquí, pero mi breve inglés de momento me basta, porque tampoco tengo interés de hablar con nadie.
Vengo de ver mi primer anochecer en Sierra Leona, donde los olores de los que hablaba ayer han cambiado tanto, huele tanto a tan distinto, y caía el sol y caían mis lágrimas de tristeza y de felicidad y de empezar una nueva vida alejado de lo que tanto me ató y desde cero, sin nada que perder, porque no tengo nada que perder.
Respiraba hondo, me senté en el suelo y dejé pasar el tiempo, disfrutando de mi primer anochecer

Bueno, quizás no me haya ido
pero no será por falta de ganas
sino más bien por cobardía

miércoles, 29 de marzo de 2006

Olores

Por la mañana la vida huele de distinta manera.
Al abrir la ventana de mi habitación despierto a un nuevo mundo
de olores nuevos y de recuerdos intensos.
El ascensor huele al perfume del deseo,
a noches en vela llena de sudores entremezclados
con perfumes caros.
La calle huele a primavera y a novedad
a precintado, a estrenar

martes, 28 de marzo de 2006

Melancolía

Dices que me ves raro desde hace unos días
dices que será la primavera, que la olvide, mare mía
dices que vivo sumido en está melancolía
del daño y del dolor, del insulto y del azote

y te digo la verdad de lo que echo de menos
es mi caja de palotes

lunes, 27 de marzo de 2006

competición

Me gusta el deporte
Realmente me gusta ver como otros se esfuerzan
y me gusta ver como compiten
Me gusta ver cuando no siempre ganan los mismo.
Y cada día tengo un favorito por el que apostar.
Me gusta que mis favoritos no siempre ganen,
me gusta que les cueste
me gusta que pierdan para que otro día
la victoria sepa mejor.
Pero usualmente no soy fan de un deportista exclusivamente.
Mi aliento dirigido como apoyo incondicional
varia más que la dirección de una veleta
y es que la vida ya me da suficientes disgustos
para que también me los dé el deporte.
El deporte existe en mi vida para que pueda disfrutarlo
vibrar con é y con los deportistas,
independientemente de quien gane,
sino más bien del esfuerzo y la competición observada

domingo, 26 de marzo de 2006

sábado, 25 de marzo de 2006

Anonimus

Antesdeayer paso por una tienda y vi una camiseta
que decía algo así como "bebe con moderación"
y debajo el teléfono de Moderación Perez: 654321123

Pensé que la tal Moderación debía ser una alcohólica anónima más.
No me parecen mal los anónimos, o más bien los pseudónimos;
pero me confunden
porque nunca sé si el autor de un anónimo
es el mismo que el de otro anónimo,
y es que los anónimos se parecen tanto
como los chinos entre ellos

Sería mucho pedir que las personas que escribais
pongais un pseudónimo en vez de un anónimo

Gracias, mis apreciados anónimos

viernes, 24 de marzo de 2006

Mar de lágrimas

Lágrimas de desamor
Lágrimas de desconsuelo
Lágrimas a ras del suelo
Lágrimas de corazón
Lágrimas de cocodrilo
Lágrimas de la razón
Lágrimas de fuego
Lágrimas de sangre
Lágrimas de sueño
Lágrimas de aire
Lágrimas de odio
Lágrimas de pena
Lágrimas de muerte
Lágrimas de arena
Lágrimas de rabia
Lágrimas de alegría
Lágrimas de cada día
Lágrimas de a dos
Lágrimas de impotencia
Lágrimas de dolor
Lágrimas de duelo
Lágrimas de niño
Lágrimas de frío
Lágrimas de cariño
Lágrimas de exilio
Lágrimas de hielo
Lágrimas de olvido
Lágrimas de miedo
Lágrimas de hambre
Lágrimas de miseria
Lágrimas de suplica
Lágrimas de guerra
Lágrimas de angustia
Lágrimas de plañideras
Lágrimas del sí y el no
Lágrimas de la belleza
Puedes olvidar
Con quien has reído
Pero nunca olvidaras

con quien has llorado

Luis Pastor

jueves, 23 de marzo de 2006

No hago nada más

No hago más que dar vueltas por mi casa sin ir a ningún sitio
no hago más que envenenarme la vida con tu recuerdo.
No hago nada más que pensar en que pasaría si...
No hago nada más que imaginarme situaciones que nunca pasarán
No hago nada más que vivir en el pasado
No hago más que escribir tonterías que no me pasan
no hago más que perder el tiempo contigo
No hago nada más

miércoles, 22 de marzo de 2006

Oración

«Señor: Dame una buena digestión y naturalmente alguna cosa que digerir. Dame la salud del cuerpo con el buen humor necesario para mantenerla. Dame un alma sana, Señor, que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro, de manera que frente al pecado no me escandalice, sino que sepa encontrar la forma de ponerle remedio. Dame un alma que no conozca el aburrimiento, los refunfuños, los suspiros y los lamentos y no permitas que me tome demasiado en serio esa cosa tan invasora que se llama "yo". Dame el sentido del humorismo, dame el don de saber reír de un chiste, a fin de que sepa traer un poco de alegría a la vida y hacer partícipes a los otros. Amén».

Tomás Moro

martes, 21 de marzo de 2006

Devuelveme el corazon

Devuélveme el corazón
No me importa si está usado
Si no tiene buen color
O está asustado
Que no estoy yo para perder
Mi locura desmedida
de quererte y verte aparecer
tras una esquina
Donde humean las heridas
Y el instante se perdió
Y ya nadie me escribe
que no puede olvidarme
Sin saber cómo fue
me he perdido en un mundo sin aire
Y ya nadie me dice
Lo que puedo probarme
Me quedaban mejor tus abrazos
cuando no lo sabía nadie
Devuélveme el corazón, devuélmelo.
Devuélvele la razón
A este baile de palabras sin barerras
se me juntan las escenas
de lo que antes era y ahora sigue siendo tu calor
devuélveme el corazón
pero quédate conmigo
aquí para restaurarle ganas de seguir latiendo por ti
Y ya nadie me escribe que no puede olvidarme
Sin saber cómo fue me he perdido en un mundo sin aire
Y ya nadie me dice lo que puedo probarme
Me quedaban mejor tus abarazos cuando no lo sabía nadie
Devuélveme el corazón. devuélmelo

Tiza

lunes, 20 de marzo de 2006

Renuncia

Nunca lo he tenido que hacer
siempre he sido muy cabezón,
lo que he pretendido
lo he conseguido
nunca abandoné objetivos
nunca renucié a nada
Porque hubiera supuesto
no saber por donde seguir.
Hace 5 años, menos un día
renuncié a seguir
renuncié a seguir andando
a pararme,
porque el camino se hacía muy duro
y por primera vez valoré
¿Para qué seguir?
¿Por qué era tan importante llegar a la meta?
Y vi que ni era importante
ni merecía la pena el sacrificio, y me paré.
Hoy esta mañana me pasó lo mismo
o quizás ayer noche.
Me pregunté si valía la pena tanto sacrificio
tanto gasto de energía
Y por segunda vez,
cosncientemente
RENUNCIÉ
porque tampoco merecía tanto la pena

domingo, 19 de marzo de 2006

Regalo

Me has llamado para preguntarme qué quiero de regalo para mi cumpleamos.
"Un repiro" - te he dicho.
Pensaba: "Un poco de paz, creo que me la merezco"

sábado, 18 de marzo de 2006

suicidio

Se supone que la gente, en el cerebro, tiene puertas diferentes que va abriendo para solucionar sus problemas.
El suicidio es sólo una de ellas.
Para mí la única demasiado a menudo.
Pienso:
¿Qué sentido tiene seguir arrastrándose para terminar viviendo una vida que no quiero vivir?

viernes, 17 de marzo de 2006

Sentido

Esto no tiene sentido.
Yo no debería estar aquí
Y este circo nunca debió existir...
Pero existe
y aunque no tenga sentido
yo estoy aquí

jueves, 16 de marzo de 2006

Mi pasado

Cuando analizo mi pasado, o mi presente,
mi árbol genealógico debe ser algo así como una rama medio seca.
Pero es normal, las plantas las riegan las mujeres
y en mi árbol solo anidaba una: mi mujer,
y a ella se le secaban hasta los cactus.
Así anduve toda mi vida a su lado
muerto de sed, colgado de la única rama de mi árbol.
Anémico de pasado y atragantado de presente

martes, 14 de marzo de 2006

Tu presencia

Su presencia se me había colado en mi cotidianeidad
y el día que no vino, me faltó algo. Me sentí solo.
Y me sentí solo hasta que un día cualquiera
la vi aparecer de nuevo.
Y entonces me sentí tonto

lunes, 13 de marzo de 2006

Cielo del sur

Bajo por la carretera
voy hacia la frontera
que nos separa a tí y a mí.
El polvo del amanecer
te despertará y del viejo hotel
saldrás cuando escuches el motor.
Vivo en un camión sin ruedas
al lado de la carretera
a mil kilómetros de tí.
Y allí donde se esconde el sol
donde se pierde mi voz
estoy seguro que te encontraré.
Cielo del sur azul
Cielo del sur
nunca te podré olvidar.

Mi hermano me aconsejó
no te escapes que es peor,
Fue la última vez que habló.
Y otra vez en la autopista
como un lobo solitario
voy siguiéndote la pista yo.
La Frontera

domingo, 12 de marzo de 2006

Te he buscado a través de océanos de tiempo y al fin te he encontrado

Dicen que no se puede morir de amor.
mentira...
Quien afirma eso es que nunca ha estado enamorado.
Llevo casi un año esperando la muerte.
Siento que no tienen sentido vivir sin ella
no concibo la palabra "sentido" sin ella,
ni la palabra "amor", ni "vivir"...
No concibo ninguna palabra sin ella.

Hace mucho tiempo que la vi,
hace mucho tiempo que supe que la amaba
a pesar de que no me diera cuenta de ello.

Hace poco en un sueño, la vi sonreirme y decirme:
"Te he buscado a través de océanos de tiempo
y al fin te he encontrado"

Te he buscado a través de océanos de tiempo y al fin te he encontrado.

He vivido junto a ella los años más increíbles
que sólo los que han amado de verdad podrán entender.
Hay personas que no lo entienden.
Yo no le tengo miedo a la muerte.
¿Qué sentido tiene seguir viviendo
cuando ya has saboreado lo mejor de la vida?
¿Qué sentido tiene seguir alimentándose de sucedáneos?

Yo quisiera ser consciente de mi último aliento
ser consciente de que dejo de estar aquí
Nunca sabemos cuando es la última vez de nada...
Nunca supe mientras hacíamos el amor
que aquella era la última vez que hacíamos el amor,
nunca supe cuando fue la última vez que realmente me amó
nunca supe cuando me dió el último beso de amor.
Me gustaría ser consciente de mi último aliento.

Mirádme, leedme, sonreidme
puede que esta sea la última vez que lo podáis hacer
Puede que este sea el último post que ponga.
Voy a cerrar este post y puede que luego nunca más podáis leerme
Voy a ir a atravesar océanos de tiempo.
Ella lo hizo y me encontró.
Ahora es mi turno
tengo que ir a encontrarla

sábado, 11 de marzo de 2006

Rafaga

Rafaga es un chico que llegó del desierto. Había vivido en un oasis que fue agotándose sin el darse cuenta. Rafaga se vio obligado al sedentarismo. Desde entonces vaga por las distintas lunas del planeta buscando su sitio.
Rafaga se mira en todos los espejos, bástandole su reflejo y su sombra como únicos compañeros. No se para ya a esperar a compañeros del camino que seguían su mismo rumbo.
Ráfaga no termina de apreciar el aroma que la primavera va dejando a su paso; una primavera que aún no ha empezado.
Rafaga se ve acompañado por una guitarra atada a su espalda, que puntea en silencio, de manera casi violenta y sólo, a ratos, la acompaña con un quejido en forma de música.
Rafaga no pretende que sus congéneres de viaje se paren a apreciar lo que él canta, porque Rafaga no canta para ellos; sólo espera que no le molesten, que no se acerquen, que no se hagan presentes conscientemente.
Rafaga camina echando la vista atrás, llorando por su desierto, busca un sitio entre las rocas donde poder dormir esta noche, porque Rafaga sueña con volver al desierto.

viernes, 10 de marzo de 2006

Ayer, delante de mis alumnos de 1º bachillerato se me ocurrió hacer un experimento en la clase de filosofía. Sin decir ni una palabra, cogí un bote grande de vidrio y lo llené con pelotas de golf. Después pregunté a mis pupilos si el bote estaba lleno. Los más osados, los que me contestan, estuvieron de acuerdo en decir que sí. ASí que cogí una caja llena de perdigones y los vacié dentro del bote. Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf. Sonreí y volví a preguntar de nuevo a mis osados estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos volvieron a contestar que sí. Después cogí una caja con arena y la vacié dentro del bote. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos y con otra mueca volví a preguntar de nuevo si el bote estaba lleno. En esta ocasión uno me dijo que le diera unos golpecitos al bote para que la arena se asentara. Lo hice y me respondió. ahora si que está lleno.
Guardaba en mi mochila una última sorpresa. Dos latas de "Duff" que rápidamente añadí y efectivamente, el líquido llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes reían. Cuando la risa se fue apagando, les dije: "Quiero que os fijéis que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los padres, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto y nada más nos quedasen estas, vuestras vidas aún estarían llenas. Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el estudio, la moto, el ordenador... La arena es el resto de las pequeñas cosas. Si primero pusiéramos la arena en el bote, no habría espacio para los perdigones, ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes. Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Habla y disfruta de tus padres, concédete tiempo para cuidarte, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o tu afición favorita. Siempre habrá tiempo para arreglar tu cuarto o jugar al ordenador. Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan. Establece tus prioridades, el resto solo es arena".
Uno de mis mejores estudiantes levantó la mano y me preguntó que representaban las cervezas. No pude más que sonreír, porque esperaba esa pregunta y le dije:
"Me encanta que me hagas esta pregunta!. La cerveza es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para dos cañas con un amigo"

jueves, 9 de marzo de 2006

Silbando aquellas seis notas

No tuve ganas de correr cuando todo terminó. Salí con las manos en los bolsillos silbando aquellas seis notas que iba repitiendo, como banda sonora de un asesinato.
Me había ensañado con él, pero no me arrepentía un ápice.
Amargaba intensamente cada segundo de mi vida
agriaba mis sonrisas cuando era su sonrisa la que se cruzaba con mi mirada;
ya no necesitaba hablar para provocar odio
así que no dudé en, al verlo de espaldas, sacudirle una patada en los huevos
para verlo caer de bruces de espalda.
El segundo golpes lejos de alejarse del arrepentimiento
o del sentimiento de haberme pasado, fue directamente al cuello.
Creí escuchar el crujido de sus cervicales al impanto con la planta de mi pie,
fue un golpe seco que le dejó inconsciente y que hizo que su cabeza inerte cayera sobre la acera.
Me llenó de rabia no haber sentido su dolor, no haberle oído gritar
sólo un leve gruñido acompañado de una inspiración profunda, sin queja
como una falta de oxigeno.
Lo había visto en una película y no dudé en imitarlo:
Cogí su cabeza, la apoyé en la cruceta de la acera.
Su mirada contra el suelo y la esquina clavada en su boca.
El pisotón sobre su cabeza de mi bota, si provocó el chasquido de los huesos de su cara contra la dura piedra, luego un suave charco de sangre parecío salir de su oído.
El odio pareció no terminar. A pesar del crujido, del sonido de mil huesos chasqueándose mi aversión no parecía terminar. Miré a un lado, miré al otro, y vi algo más lejos sobre el final de un solar que no estaba a más de 10 metros una piedra en forma de dolmen, de puñal, de arma prehistórica; la cogí y con las dos manos se la hinqué sobre la cabeza. El cack seco que se oyó pareció apoyar la idea de que la piedra se le había hundido en la parte superior del craneo, clavándose y siendo imposible de retirar, tras un primer intento, para aserstarle un segundo golpe.
Con la tranquilidad de un carnicero respiré hondo y me atreví a darle la vuelta a la piedra en el sentido de las agujas del reloj , haciendo palanca sobre la abertura del craneo, y sono como una nuez como los huesos se iban despegando y abriéndose. Sólo al final de la media vuelta hice de nuevo el intento de retirar la piedra, que salió sin problemas mojadas en una sustancia gelatinosa, blanquecina y tintada de sangre.
Me la llevé cerca de la cara, respiré el aroma humedo que la piedra desprendia y lamí suavemente la punta atrapando el sabor de sus sesos, y clavándole de nuevo la piedra en aquel agujero, entrando esta vez con mucha facilidad y haciendo un ruido encharcado. La piedra se quedó clavada en su cabeza mientras yo me reponía, me levantaba , lo observaba, clavaba mis manos en mis bolsillos y salía de aquel callejón silbando aquellas seis notas que iba repitiendo, como banda sonora de un asesinato.

miércoles, 8 de marzo de 2006

Inmenso en la vorágine, me puse a llorar cuando empezaron a sonar los acordes del himno, y lejos de despertárseme un sentimiento patriótico, me sentí solo.
Solo sentí que la vida se escapaba, y que rodeado de mis amigos me faltabas tú.
Y pensé lo idiota que había sido al dejarte ir, al dejarte escapar.
Me daba cuenta por un segundo que todo lo que hacia
ya no tenía ningún sentido
y me dejé morir
y me dejé llorar
y llevarme por el momento
porque nada me importaba
porque tu ya no estabas a mi lado

martes, 7 de marzo de 2006

Espera

¿Sabes? Yo, alguna vez, también fui un niño pequeño,
y... como todos los niños pequeños,
pensé que había una vida preciosa que me estaba esperando.

Pero nada ni nadie te espera nunca por mucho tiempo

lunes, 6 de marzo de 2006

Dónde estabas?

Dónde estabas cuando necesitaba
el abrazo de tus brazos
dónde estabas cuando buscaba
unos ojos que se clavaran en los míos,
unos ojos que me salvaran
del miedo y del tedio,
del asedio de esta tristeza
de esta pereza
que me come por dentro.
¿Dónde estabas?

domingo, 5 de marzo de 2006

Cree en mí

"Llegó desesperado pidiendo ayuda
y yo le tendí la mía,
aun sabiendo que algún día me la podría morder"

Cree en mí - le dije -
Es lo único que te pido,
si quieres que tenga alguna posibilidad de ayudarte
debes creer en mí.

sábado, 4 de marzo de 2006

meses después

Se sentó a la mesa y pude ver en sus ojos los ojos de ella.
Y así como me vió soltó una carcajada como si me conociera de toda la vida,
como si la alegría brotara a borbotones entre nosotros dos,
y su sonrisa fue identica a la suya
y yo no pude menos que reirme a carcajadas.
Luego se puso a hablar
y a medida que se iba riendo
yo me iba enamorando un poco más de ella
como un puñal que atraviesa los estertores del sentimiento
y se me clava
Ella siguió hablando y yo no pude despegar mis ojos
de sus labios y después de sus ojos azules
y después de sus dientes blancos
y después de su sonrisa
y despues tuve que concentrarme
para, instintivamente, no saltar sobre sus labios
besarla y decirle que siempre había estado enamorado
que la había estado buscando durante toda mi vida
y que por fin
la había encontrado




No me atreví a decirle nada,
y me alegro de ello,
porque mi vida cobra sentido,
ahora que conozco el amor,
cuando sé que pasaré
el resto de mi vida buscándola

viernes, 3 de marzo de 2006

El aeropuerto

Cuando pise aquel aeropuerto nuevamente,
como un flash me vino a la memoria la última vez que estuve en él,
tu mirada escondida tras los cristales de tus gafas nuevas,
tu sombrero y el sabor del adiós en tus labios.
Creí que te habría olvidado.
Esta vez no estabas ahí
Estabas clavada dentro de mí.

jueves, 2 de marzo de 2006

Si me quedara sólo un día de vida

Si me quedara sólo un día de vida
Y si mañana fuese mi último día...

Dormiría en la montaña junto a algún río
Sin miedo de la noche o de los ruidos
Y esperaría al sol hablando con Dios
Caminaría descalza por la ciudad
Me bañaría desnuda en el mar
Y comería chocolates hasta reventar

Cometería más errores, dormiría menos
Viajaría con lo puesto y correría riesgos
Besaría a mis amigas en los labios
Pediría perdón por mis pecados
Y te diría te quiero sin dudar
Si me quedara sólo un día de vida
Y si mañana fuese mi último día...
Hablaría en voz alta conmigo
Delante de la gente o del vecino
Y haría el amor en algún ascensor
Me compraría diez botellas del mejor vino
Para brindar por mí y por mi destino
Y esperaría el final cantando en un bar

Tatiana Bustos

miércoles, 1 de marzo de 2006

Cuando le vi supe que se moría.
Ella me sonrió cuando me vio entrar, con una sonrisa tenue pero honesta, propia del que realmente se alegra de verme; de hecho no despegó su mirada de la mía. Mirada que yo no sabía ni pude aguantar. Su mirada acristalada y vacia denotaba el final de sus días, apagados, anacrónicos y marchitos. Mirarlos me suponía dejar de respirar, ahogar mi vida en sus ojos y dejarme invadir por la tristeza que ella pretendía no mostrar.
No supe que decirle, no me creo que se creyera mis esbozos de sonrisas, ni estaba seguro que cualquier palabra que saliera de mi boca no fuera a ser trémula; hice de tripas corazón, le volví a mirar a la cara, echándole valor, dispuesto a decirle GRACIAS, gracias por haberme dado el privilegio de haber compartido tantos momentos conmigo, pero no pude. A cambio sólo pude cogerle la mano, aún caliente y echarme a llorar. Ella sonrió aún más y mirándome con más lástima aún me dijo:
- Vaaaaaaaaamos, no te eches a llorar ahora
Y yo no pude más que llorar aún más; sentirme mísero y secándome las lágrimas, sin atreverme a mirarle a la cara más que milésimas de segundo decirle casi en un susurro que venía para despedirme, y tras un largo silencio explicarle con la voz queda que no me hacía a la idea de imaginarme esta vida sin ella. Cuando hace apenas unos días estaba tan llena de vida y hoy tan marchita y muerta...
No podía creer ni entender que con lo que yo la quería se fuera a ir de mi lado.
Le quise regalar una sonrisa para que se la llevase allá donde se fuera, quise a la vez que el tiempo no pasara y que se terminara ese momento tenso y agónico que esa situación me hacía pasar, quise que la vida me pusiera la palabra exacta en mis labios, quise saber que decirle para que el último portazo, la última mirada no sonara a vacia, no fuera acompañada de la tristeza, y no me hiciera creer una vez más que esta vida no valía la pena. Pero no pude y me invadió la pena cuando salí por esa puerta.