Noticia


domingo, 29 de noviembre de 2009

De espaldas


Llegaba tarde.
No quise que nadie se diera cuenta cuando llegara.
Me pone nervioso llegar tarde,
ya no por interrumpir al ponente o al que habla,
pero me resulta molesto el ver como todas las miradas
dejar de prestar atención a lo que hicieran para dirigirlo a la puerta
tras el leve susurro de la cerradura, para ser yo por un momento
el centro de sus miradas.
Así que moví con lentitud la manivela y me senté en la última fila.
Nadie se giró.
Enseguida, mi vista, después de dirigirse a la mesa de presidencia
se puso a investigar las espaldas del auditorio intentando reconocer
a alguien mínimamente conocido.
En ese escaneado mi mirada se detuvo en ella
No es posible, no puede ser que tu estés aquí.
El cuerpo me da un vuelco
y me empieza a parpadear cada vez más rápido el corazón.
Sigo mirándola, mirándote. No no, esta chica está más delgada,
pero siguen mis dudas y sigue mi tenue sonrisa dibujada en mi cara.
lleva unas gafas como las que yo llevo y tu no llevas gafas.
Además, es que aquí no pintas nada, no tienes nada que ver el tema, con ella
Es verdad, no es ella, pero no deja de sonreír mi alma.
la curiosidad me mata y quiero saber como es su cara
para ver si se parece a la tuya.
Así que dejaré pasar la conferencia y no me moveré hasta que se gire.
Y el tiempo pasa, desafiante, más despacito,
y ella no hace ningún gesto que apunte que se quiera girar,
pero todo termina, más tarde que pronto
Y se gira y...
evidentemente no eres tú.
Es muchísimo más guapa que tú.
No, tonta!
¿Cómo va a ser más guapa que tú?
Si no hay nadie más guapa que tú

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La mano derecha

Soy zurdo.

Es verdad que hay cosas que hago con la derecha,
y no voy a entrar en detalles.
Sí uso la derecha.
Hay otras cosas para las que preciso las dos manos,
una arriba y otra abajo, una a la izquierda y otra a la derecha.
Pero hay cosas que solo precisan de una de mis manos,
indiferentemente de cual sea la que utilizo,
me descubro en ocasiones sin saber que hacer con la otra mano,
la descubro en actitud encogida,
con el puño cerrado,
con la mano idiota,
amariconada,
de mil formas ridículas e inconscientes:
Mientras me cepillo los dientes,
mientras envío un mensaje por el móvil,
mientras tengo la mano en cabestrillo...


¿Tu que haces con la otra mano?

viernes, 20 de noviembre de 2009

Perderse

Pienso que no me gustaría morirme,
imagino que a la gente le pasa igual,
pienso que si llegara el momento,
debería cambiar la actitud
y agradecer a la vida todo lo que ha hecho por mi
y todo lo que me ha dado la oportunidad de vivir.
Pienso que realmente lo que me da miedo es perderme
perderme la vida que aún podría vivir.
Entonces me imagino, que pasaría si supiera
que el día que voy a morir yo se iba a terminar el mundo
Que pasaría si supiera que detrás de mi yan o se iba a morir nadie
porque todo el mundo se habría acabado de morir
que pasaría si yo fuera el último superviviente
aunqeu fuera solo por segundos.
Y me llega una inhospita tranquilidad de haber llegado hasta el final.
Como que la muerte no me preocuparía mucho si supiera que al minuto
se iba a morir el resto del universo.
Tampoco me iba a perder tanto de la vida, no?

domingo, 15 de noviembre de 2009

Olores

Me vienen reminiscencias de mi infancia con el olor que me sorprende al salir a la calle.
no hay visiones, ni sonidos, ni colores que me lleven tan directamente a mi pasado,
el olor de lo inesperado, de lo que hacía tiempo que no olía me lleva a imágenes del ayer.

La primera situación viene al cruzarme con alguien. No me giré a ver quien era, ni que edad tendría, pero si que directamente reconocí el olor "Brummel", el perfume de garrafa, de las distancias cortas, donde un hombre de verdad se la juega. No me viene la imagen del anuncio sino la de la navidad. Siendo niño no hay perfumes, más allá de las colonias frescas, que de tanto usarse han borrado los momentos, pero si, el día de navidad, la noche de nochebuena, para salir a la misa del gallo, hacíamos un exceso, o un defecto, y nos envolvíamos en el olor de la Brummel. La noche, los abrigos, la raya a un lado, el calor humano en aquella celebración, los colores de la piel, los saludos a mucha gente, las felices navidades, no las traía Papa Noel, casi más bien las traía Brummel, por eso al cruzarme con aquel perfume, volvió a ser Nochebuena en mi imaginación.

Sigo andando y entonces el olor a pintura de pared me lleva de repente al calor del verano, al estanque de riego de mi abuelo vacío, y nosotros sin camiseta dentro, rascando las paredes mientras sudábamos, para luego pintarlas de azul celeste. Permanecería la piscina vacía, humeando ese olor a pintura fresca durante tres días. Luego cuando la llenábamos, la claridad del agua, su frescura, el color interior de aquel lugar se mezclaban aún con el olor a pintura, y nadábamos en una piscina nueva, esa era nuestra sensación.

El tercero de los olores que me llegan esta mañana lo recojo cuando salgo de la ciudad y me dirijo por un camino, para adentrarme en la huerta. Dos olores que terminan por invadirme. El primero es el del estiercol. Un olor a vaca que me tranquiliza, me recuerda al campo, no a ese que veo, sino al de antes, al que estaba lleno de vacas, y nos tirábamos desde la ventana, a montañas de paja, para rebotar. donde nos escondíamos, y jugábamos en el haz de luz que entraba por la ventana de la que antes habíamos saltado. Me recuerda al campo, a la tranquilidad, a la libertad, aunque huela a mierda, pero es libertad al fin y al cabo.

Termino mi camino al lado de la casa, me siento en el portal y me viene el último de los aromas, esta vez a Zotal. Me muerdo el labio inferior, cierro los ojos y soy capaz de visualizar el patio interior de la casa de mi abuela, fresco, recien regado y con olor a zotal. Yo dentro de un barreño, en la sombra del verano, chapoteando. Sonrío. Pienso que el olor es capaz de transportarme más profundamente de lo que lo haría cualquier sonido, cualquier imagen, cualquier palabra.

Benditos olores

martes, 10 de noviembre de 2009

No soy yo

Ahora que he empezado a acumular años,
pienso cuando pienso en mi
cuando hablo de mi, mejor,
que soy empático, que tengo habilidades sociales
que tengo usualmente razón,
que tengo defectos, pero los conozco y los controlo.
que nadie puede decirme de mi nada que yo no sepa
y que si pasa algo siempre es cualpa de los otros;
claro que nos equivocamos, claro que me equivoco,
pero son las menos de las veces, y nunca a favor tuyo.
Es tan fácil ver como el otro ha cogido un camino erróneo
y tan difícil darse cuenta que uno no tiene ni puta idea de donde va.
Es tan difícil reconocerse humilde, ignorante, inocente.
No, yo lo sé todo.
Me vanaglorio de poder opinar de todo
y de criticar a cualquiera,
porque aunque apenas lo conozco me doy cuenta
de cosas que ni tan siquiera el otro,
que lleva toda la vida viviendo consigo mismo se ha dado cuenta.
Yo tengo la teoría correcta para todos los problemas
o básicamente para los problemas de los demás
porque a mi me ha funcionado, y si a mi me funciona es que es universal
o simplemente que la "Universidad de la vida"
me ha enseñado como se solucionan ese tipo de problemas
Que ojo tenemos para hacer la alineación perfecta para la selección,
para definir como hay que gobernar el país, criticando al poder de turno.
Que pienso yo, que que gilipollas son los gobernantes
que no se dan cuenta de eso que es tan evidente para un ciudadano de a pie como yo;
pero bueno, eso me pasa también con los amigos que no dan ni una
que no paran de cometer errores en su vida;
que me pregunto yo, porque soy amigo suyo
porque ellos son tan "lo peor" y yo soy tan perfecto.
Que quieres que te diga!!!
Algo falla y no sé muy bien que es
porque sino lo arreglaría

jueves, 5 de noviembre de 2009

Humildad

Reconozco a mis amigos
porque saben decirme que se han equivocado,
sin que tenga que hurgar
sin que les tenga que preguntar.
Reconozco a mis amigos
porque me dan las gracias por cosas
que yo no he llegado a apreciar que hacía
y porque cuando lo han necesitado
me han pedido ayuda
y me han hecho sentir que yo era necesario en sus vidas.