Noticia


jueves, 25 de febrero de 2010

Síndrome de abstinencia

No lo sabes,
bueno, yo creo que no lo sabes.
Igual pasa como en las películas,
y cuando me decida a confesar,
todo el mundo asiente venébolo,
diciendo que ya lo sabía.

Consumo y me consumo.
Insuficiente para tocar fondo
y no suficiente para que tu te des cuenta,
tu y cualquiera, y sin embargo
me doy cuenta que estoy entrando
entro solo y quiero salir solo.

Nadie sabe nada,
ni que lo tomo ni que lo dejo.
Y hace 15 días que cambié de camino.
Duermo mal y tengo pesadillas,
digo que son los nervios del trabajo;
Tengo tos, tos hasta los vómitos,
lo achaco al frío que hace estos días;
me mareo, pero de eso nadie se da cuenta.

No sé si estoy yendo por el buen camino
sólo sé que no quiero seguir por el camino en el que estaba.

sábado, 20 de febrero de 2010

Enfermo

Me duele
No es que me duela mucho, pero me duele.
Crece
no crece muy rápido, pero crece.
Me molesta,
pero puedo hacer de todo, aunque me moleste.
No sé hasta cuando podré estar así,
no sé si será bueno demorarlo cada vez más.
Sé que estoy enfermo, aunque nadie me lo diga
Sé que estoy entrando en un agujero, el cual no tiene salida.
Ahora puedo, pero sé que esto durará hasta que me decida,
me decida ir al médico, analizarme, que me digan que me tienen que operar
y que luego, nunca más podré volver a hacer de todo.
Ya nunca más saldré de este agujero.
Me harán análisis, me diagnosticarán, me operarán,
me revisaran, me harán rehabilitación y sonreirán
pero nunca más volveré a ser el mismo.
Volverán a analizarme, me diagnosticarán de nuevo
y quizás me vuelvan a operar, para volver a caer en el mismo círculo.
Nunca más volveré a hacer todo lo que quiera,
nunca más volveré a ser libre
nunca más volveré a comer lo que se me antoje
nunca más volveré, ni dejará de dolerme.
Nunca más

domingo, 14 de febrero de 2010

11 de mayo de 2008

A pesar de mi timidez, una palabra me bastó para conquistar el corazón de la persona que más quiero y que más me quiere.
Yo conocía a una chica desde hacía muchos años. Ella era la compañera de piso de una amiga mía. Mi amiga sabe lo parco en palabras que soy, así que no le extrañó que, cuando coincidíamos los tres en su piso, yo no dijera nada. Supe desde el momento que la conocí que ella era el amor de mi vida.
A ella, no sé muy bien porque razón también le gusté, pero ella no me lo dijo, y mucho menos lo hice yo. Nunca hubo una declaración de amor pero, sin embargo, empezamos a hacer cosas juntos. Nunca era tomar café ni cenar, siempre era alguna actividad, y muchas veces actividades donde venían más amigos, pero los amigos (eso me lo han dicho luego) ya decían que entre nosotros había mucha química. Hablábamos de muchas cosas, pero algo de lo que nos gustaba mucho hablar era de música. Ella me había dicho que le gustaba la música de Jorge Drexler y de Michael Bublé. Yo de Drexler había oído algo, pero no sabía quien era Bublé así que me compré todos los CDs y si no los compré si los escuché. Había salido la Cara B de Drexler en esos momentos y se la regalé. Era la música que acompañaba mi día a día; había fantaseado con sus letras y me había imaginado siendo yo el protagonista de ellas. Me sabía los guiños, los comentarios de Drexler,… Entonces me enteré que Drexler iba a cantar a una ciudad cercana. Nosotros vivíamos en otra ciudad donde tocaba un día antes o un día después, no lo recuerdo. Lo que si recuerdo es que compré dos entradas, para ella y para mí, para ir a verlo a esa ciudad cercana, para disfrutar una hora más de su compañía en el coche, de la que no hubiera podido disfrutar de haberlas comprado en nuestra ciudad. No recuerdo ya si le puse una excusa o no hizo falta ponérsela. El caso es que el 11 de mayo del 2008 estábamos en el Auditorio de aquella ciudad para escucharlo. Cantó todos sus éxitos y nosotros susurramos sus letras. Hasta que en un momento dado, como también ocurre en el disco, el paró el concierto y preguntó que canción queríamos que tocara. Como un resorte, fruto de imaginarme un momento como aquel, y sin que lo controlara (juro que no fue premeditado) una voz clara y fuerte se levantó antes y más fuerte que ninguna sobre el resto del auditorio: “Raquel”. Quizás no sea una historia de amor, pero si es el nombre de la persona que tenía a mi lado. Ella con fuerza puso su mano sobre la mía y cuando Drexler dijo, que no sabía si recordaba los acordes, pero que lo intentaría, Raquel me miro a los ojos, se puso a llorar con los primeros acordes de la canción y me besó. Yo no pude decir nada hasta que acabó la canción. Fue entonces y sólo entonces cuando me atreví a decirle mi primer te quiero y, desde entonces hasta ahora, estamos felices, comiendo perdices, y escuchando a Jorge Drexler y a Michael Bublé, lo que pasa es que con este último aún no tengo ninguna historia que contar.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Amores prohibidos

Nos amamos,
la casualidad,
el tiempo de crisis,
la soledad,
el caso es que no sé que fue,
pero nos amamos,
nos amamos fortuitamente
pero ya que estábamos,
nos amamos.

Como todos los amores que surgen en tiempo de crisis, el nuestro fue un amor perseguido, ni mis padres, ni los suyos, ni mis amigos, ni los de ella, ni nadie aceptaba nuestro amor. No podía pronunciar su nombre sin que lloviera sobre él, una crítica. Ningún paraguas de compasión ni atisbo de que nadie quisiera bucear en mis sentimientos ni en los suyos.
- Me da igual, me da igual todo. Yo la quiero - eran toda mi respuesta a cualquier lapidación verbal, a cualquier fusilamiento por la espalda, a cualquier intento de hacerme entrar en una sin razón.
Toda mi vida era ella y todo el amor era ella. Los demás escupían ácido. Sólo hayamos consuelo en el cuerpo del otro. Nunca nos enfadamos, nunca una mala contestación ni una mala cara hacia el otro. Eramos dos en la lucha y no podíamos fallarnos, no teníamos la mínima intención de hacerlo. Nos quisimos como si fueramos uno
Hasta que todo se calmó. Cuando volvió la abundancia, cuando la gente miró hacia otro lado, cuando la gente fue feliz y dejó de criticarnos; cuando la gente tuvo alegrías que mirar y nos dejó por imposible, entonces nosotros no supimos de quien defendernos, no tuvimos palabras para saber hacia donde íbamos y nos quedamos sin aquello que nos había unido hasta el momento: Los demás.
Ahora ya nos aburrimos, no nos odiamos, simplemente hemos dejado de querernos, de sentir la necesidad de estar juntos, porque no hay a nadie a quien debamos demostrar, con razón o sin ella, que nos queremos.
Y ahora, ahora ya no nos amamos.

martes, 2 de febrero de 2010

Amores platónicos

Dicese del amor, que a colación del mundo de las Ideas propuesto por Platón, queda en eso, en una idea, en un ideal.



Me encontré ridículo enamorándome de ti. Aquel amor no tenía pies ni cabeza, no tenía futuro ni principio. No tenía por donde cogerse, pero sin embargo, me enamoré.


Te busco con el reflejo de la mirada. Sé donde estás y cuando no sé donde estás es porque no quiero que pienses que siempre te estoy buscando. Habrá que hacerse también el interesante, por eso no siempre te miro. cuando te miro, te miro con todo el amor que soy capaz de dar, pero no quiero que te des cuenta, no quiero que creas que me gustas, que te quiero, y quedar como un idiota si tu no me quieres, por eso no te miro todo el rato, pero sé que estás. a veces sé que estás y cuando me giro, como por casualidad, ya no estás, y entocnes me doy cuenta que no sé tantas cosas, y que solamente las creo.

A veces me hablas, sé que... bueno quiero creer que has medido las palabras, que te has dirigido a mi para yo ser el único protagonista de tu vida durante esos 10 segundos, donde toda tu vida está dedicada a mi. Yo siento en ese momento que me respiras, que me disuelvo dentro de ti. Sólo se me ocurre en ese momento decir gilipolleces, de las que luego me arrepiento, y me da rabia, pero tu te ríes. Quiero creer que te ríes porque te hace gracia, y no porque te parezco ridiculo, pero si te ríes porque te hace gracia, es porque te gusto, aunque sólo sea un poco. Te miro, me avergüenzo de ser el autor de la sonrisa que ahora mismo dibuja tu vida.

Cuando te descubro mirándome, una vez en la vida, creo que los planetas se han alineado, pienso que no tengo dudas de que tu me quieres, sin embargo en pocos segundos creo que ya no me miras, que yo he querido creer que me mirabas, pero tu no me mirabas a mi, o no mirabas a ningún sitio.

Digo tu nombre, cierro los ojos, me llena por dentro, lo vuelvo a rapetir en diminutivo, te imagino tu sonrisa, tu mirada, como aquella vez, aquella única vez que me miraste, dije tu nombre y me sonreíste