Noticia


jueves, 10 de enero de 2008

Ternura

Sé que llegaba tarde,
sin embargo cuando lo vi llegar me alegré
me sonreí y se me aceleró el corazón.
Cuando el rey mago me dio su regalo
quise al mundo con toda mi devoción.
Cuando abrí el regalo
y vi que era ternura me puse a llorar.
Se me encharcaron los ojos,
alcé la vista y solo pude susurrar
un GRACIAS.
Cogi la ternura,
la abracé contra mi pecho
y no pude dejar de sudar lágrimas
no podía levantar la vista
y me sentí vulnerable, blando, tierno.
Hoy me siento feliz;
sin haberlo previsto al principio del día
hoy se ha convertido
en el día más feliz de mi vida

sábado, 5 de enero de 2008

Los Reyes Magos

Apenas me había sentado al llegar a casa, le dije a Lucia que viniera y me contara que había hecho en el colegio. Se acercó con la cabeza gacha. como si hubiera roto algo y en voz algo baja, como con miedo, me dijo:
- ¿Papá?
- Sí, hija, cuéntame - le respondí.
- Oye, quiero... que me digas la verdad
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondí de nuevo un poco sorprendido
- Es que... -titubeó Lucía
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
Me quedé mudo, miré a mi mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pude ver un rostro tan sorprendido como el mío que la miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Lucía, nos obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dije: - ¿Y tú qué crees, hija? - le dije para ganar tiempo
- Yo no sé papá, que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó Lucía con los ojos humedecidos. - ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen - contesté como pude. Cogí enttonces con las dos manos la cara de Lucía.
- Entonces no lo entiendo papá.
- Siéntate, Lucía, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -le dije, mientras señalaba con la mano el asiento a mi lado. Lucia se sentó entre nosotros, ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y yo me dispuse a narrar lo que para mi es la verdadera historia de los Reyes Magos: “Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y su voz se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos.Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh! necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño, que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo el Niño-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querermucho a los niños?.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que el Niño Jesús estaba planeando, cuando su voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces,en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices".

Cuando terminé de contarle esta historia, Lucía se levantó y nos dío un fuerte beso tanto a su madre como a mi, y nos dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos nos abrazamos mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.