Noticia


martes, 31 de julio de 2007

Curiosidad

No deja de sorprenderme.
Quizás será hora de reconocer que me hago mayor,
o quizás es que él es demasiado joven,
que he tenido suerte… o mala suerte
porque el cabrón no tiene más que ganas de follar
y yo... yo hay cosas a las que no le hago ascos
pero cuando llevamos una hora,
sin contar preliminares,
y ya me he corrido un par de veces
y sudo como una cerda,
cuando ya no me apetece moverme
y el coño lo empiezo a tener más seco que la mojama
y él, dale que te pego, que parece el conejito de duracell
y vale que un día yo termine 5 veces y él ninguna,
él dice que no le importa, pero yo sé que miente.
Alguna vez le tengo que dejar que termine, no?
y me lubrico y me vuelvo a lubricar,
que un botecito de "cum laude" me dura polvo y medio.
Este tío tiene algún secreto, me digo yo,
después de haberme corrido por enésima vez,
después de haber fingido que estoy en materia,
cuando ya he hecho la lista de la compra
y he organizado la agenda de mañana...



El caso es que ahora duerme, desnudo junto a mí
y me pregunto que pilas utilizará para saber
por qué dura y dura y dura dura...
Por eso, ahora que lo pienso, quizás no sea tan vieja
cuando todavía tengo curiosidad
y mis neuronas destilan inocencia.
Así que lo he abierto para averiguar
que pilas lleva...

Y resulta que no lleva


... Que el cabrón no lleva pilas

sábado, 28 de julio de 2007

Aburrido en el supermercado

Quien dijo que acompañar a tu madre/mujer/marido al supermercado fuera aburrido?
Te propongo 12 cosas para salir llorando de la risa del super:
1. Consigue 24 cajas de condones y colócalas al azar en los carros de la gente cuando no miren
2. Programa todos los despertadores de la sección hogar para que suenen en intervalos de 5 minutos
3. Haz un rastro de zumo de tomate en el suelo camino de los servicios
4. Acércate a un empleado y dile en tono serio: 'código 3 en hogar' y observa la reacción
5. Monta una tienda de campaña en el departamento de camping y diles al resto de los compradores que solo les invitas si traen almohadas del departamento de camas
6. Cuando se te acerque una dependienta y te pregunte si te puede ayudar, empieza a llorar y pregunta: ¿por qué no me podéis dejar en paz?
7. Mira fijamente a la cámara de seguridad y utilízala de espejo mientras pescas en tu nariz
8. Mientras miras pistolas/cuchillos pregúntale a la dependienta si sabe donde están los antidepresivos
9. Anda por el supermercado de forma sospechosa mientras tarareas en alto la música de misión imposible
10. Escóndete en los percheros y cuando la gente este echando un vistazo grita 'fóllame, fóllame'
11. Cuando haya un aviso por megafonía ponte en posición fetal mientras dices 'otra vez las voces'
12. Metete en un probador y grita muy alto: eh, no hay papel!!!!

viernes, 20 de julio de 2007

Es caprichoso el azar

Fue sin querer
Es caprichoso el azar
No te busqué
Ni me viniste a buscar.
Tu estabas donde no tenias que estar,
Y yo pasé
Pasé sin querer pasar.
Y me viste y te vi
Entre la gente que
Iba y venia con prisa en la tarde
Que anunciaba chaparrón.
Tanto tiempo esperándote.

Fue sin querer
Es caprichoso el azar
No te busque
Ni me viniste a buscar
Yo estaba donde no tenia que estar
Y pasaste tu
Como sin querer pasar
Pero prendió el azar
Semáforos, carmín
Detuvo el autobús y el aguacero
Hasta que me miraste tú.

Joan M. Serrat

martes, 17 de julio de 2007

Diez mejores consejos dados a un chico

1- Antes de llamar a tu ex, hazte una paja
2- Antes de llamar a tu ex, hazte una paja
3- Antes de llamar atu ex, hazte una paja
4-Antes de llamar a tu ex, hazte una paja
5- Antes de llamar a tu ex, hazte una paja
6- Antes de llamar a tu ex, hazte una paja
7- Antes de llamar a tu ex, hazte una paja
8- Antes de llamar a tu ex, hazte una paja
9 - Antes de llamar a tu ex, hazte una paja
Y por último, pero no menos importante
10- Si vas a llamar a tu ex, antes hazte una paja

miércoles, 11 de julio de 2007

Estamos haciendo historia

Tu me sonríes
y yo amanezco más guapo
reconozco un nuevo día
y todo recobra otra vez su sentido.
Escondes las ganas de suicidio
que anoche acompañaban mis sueños
y redescubres que la vida me sonríe
y que sería un pecado
dejar que este día pasara
sin hacer historia

lunes, 9 de julio de 2007

Adiós

"No te vayas sin decirme adiós"
rezaba la pizarra desde hacía varios días,
los mismos que hacía que no te veía,
los mismos días que hacía que habías desaparecido de mi vida.
Y mi absurda inocencia se resignaba a creer
que nunca más volverías;
te había animado mil veces a que te fueras
sin creerme que algún día lo harías
y ahora no me imagino que sea verdad que no vuelvas,
y sigo con la nota en la pizarra esperando que un día vuelvas
a decirme por lo menos adiós,
a mirarme a los ojos y asegurarme que te vas.
Pero no
eso no va a pasar.
Y ahora solo puedo pensar
como voy a poder seguir vivendo sin ti

martes, 3 de julio de 2007

Un viejo violín

Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa. El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.

Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.

La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto resquemor.

Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.

Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones.

Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría. El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: " ¡Ese es mi violín! ¡Ese es mi violín!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.



Y tú, ¿cómo tocas el violín que te entregó la vida?.

La vida nos da a todos "un violín". Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca. Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto. Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.

Los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría. Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.

La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

Gracias

Gracias por vestir con tu presencia lo mucho que sabía ya de ti.
Gracias por el brillo de tus ojos.
Gracias por agitar las alas de tus manos.
Gracias por ayudarme a distinguir a la amapola del cardo.
Gracias por comprender mis contradicciones.
Gracias por colorearme las despedidas.
Gracias por quitarte, de vez en cuando, las gafas de sol.
Gracias por los recuerdos que me has regalado con nuestros instantes.
Gracias por esos aullidos silenciosos que hiciste brotar de mi interior.
Gracias por aquellos gramos de suavidad que mis dedos sintieron.
Gracias por el rumor de aleteo de mariposas que me brindaste con tus silencios.
Gracias por decirme sólo “hasta luego”.
Gracias porque me entendías hasta cuando yo callaba.
Gracias porque lo último que vi de ti fue una sonrisa.
Gracias porque tus locuras modularon a las mías.
Gracias porque tus dedos adornaron las palabras de tu boca.
Gracias porque con tu presencia sacaste brillo a las hojas de los árboles.
Gracias porque cuando intente hablar despacio me acordaré de ti.
Gracias porque cuatro horas en tu compañía han compensado trescientos días de ausencia.
Gracias porque no me has dejado decirte gracias.
Gracias por:
-malear horarios
-acompasar tus pasos
-prestarme tu tiempo
Sí ya lo sé, podría decirte muchas cosas pero he quedado mudo y en este momento sólo se me ocurre decirte: ¡¡GRACIAS!!