Noticia


viernes, 26 de agosto de 2011

El Dios de las pequeñas cosas

Cuando el llegó, después de tanto tiempo de espera,
el aire parecía estar plagado de pensamientos y cosas que decir,
pero en momentos como ésos sólo se dicen pequeñas cosas.
Las grandes cosas permanecen dentro , sin decirse.
El deseo que tanto había acumulado parecía que se desbordaba
cuanto más cerca parecía la llegada de la hora de amar de noche
al hombre al que sus hijos amaban de día.
Habían conseguido con toda aquella espera,
que lo impensable fuera pensable y que lo imposible sucediera.
El deseo estaba esperando el momento de salir,
como las palabras dentro de un lápiz.
Llegaba la noche y habían dejado de pensar.
El tiempo de pensar había llegado y se habría ido.
Él se puso a temblar, un poco por el frío, un poco por el miedo,
un poco por el dolor del deseo.
Entonces el último pensamiento apareció de manera esporádica en su mente:
¿qué puede pasar? ¿Qué lo pierda todo?
Un beso turbio le borró el pensamiento,
un beso que exigia otro beso a cambio.
Sólo entonces su cuerpo desapareció
Sólo existía la parte del cuerpo que donde ella tocaba,
el resto de su cuerpo era humo.
Empezó un movimiento rítmico,
la coreografía que la danza ofrecia,
se veía marcada con cada estremecimiento de placer.
Sólo entonces supe que había llegado
lo que tanto había ansiado.
Unos ojos empañados estaban fijos en otra mirada

Versión libérrima de estractos de "El Dios de las pequeñas cosas" de Arundhati Roy

sábado, 20 de agosto de 2011

Campanadas

Cuando abrí la puerta de casa oí una campanada

Me sorprendió lo tarde que se me hizo.
No creí que dos cervezas dieran para tanto.
Ya se sabe, los amigos siempre te lían
Estaba claro que llegaría tarde a la cita con mi novia.
No tardé nada en prepararme un sandwich y comérmelo.
Me disponía a entrar en la ducha cuando volvió a sonar el reloj de la sala.
Volvió a sonar una campanada. No podía ser.
Lo habría soñado antes.
Fuera como fuera, debía seguir adelante.
Así que me volví dispuesto a meterme en la ducha.
Me afeité mientras el agua caía sobre mi.
Me estaba arreglando cuando de nuevo volvió a sonar el dong del reloj
Una nueva campanada.
No podía ser. De nuevo una única campanada.
Aún tenía que envolver el regalo que le había preparado a mi novia.
Tenía que imprimir unos versos robados a Neruda que contextualizaban el regalo.
Cuando el papel salía de la impresora volvió a sonar.
No, no podía ser. Después de la primera campanada no sonó una segunda.
Deprisa terminé de empaquetar ese regalo,
de vestirme y de salir corriendo,
en el momento que sonaba de nuevo el reloj
Una única campanada fue lo último que oí antes de cerrar la puerta

lunes, 15 de agosto de 2011

Espera a mitad de agosto

Estabas esperándome reclinada en aquella butaca que tanto te había costado.
Semidesnuda, dedicabas aquella tarde a explorar los sentidos más recónditos de tu cuerpo.
Un dedo de tu mano se había ido casi por inercia hasta tu boca, como una flauta travesera,
tu lengua lamía casi sin tocar el principio de tu dedo
Tu otra mano había reptado entre tu entrepierna desnuda. Había ido recogiendo los restos de una ligera falda que se había ido plegando en la cintura.
El aire corría lento pero fresco y llegaba a los pliegues que tus dedos iban dejando al descubierto.
Lentamente un dedo se supergía en tu pubis, buscando la humedad recóndita, o esperando, con la vista clavada en la puerta, tranquilamente a que yo apareciera.
Cuando aparezco tu mirada se clava en la mía pero tus dedos no dejan las tareas que tenían encomendadas.
Me quedo parado mirando el espectáculo que me brindas, y tu prosigues tu espectáculo haciéndome espectador de lujo.
Después de lo que dura un padrenuestro, me dices casi en un susurro: "Acércate tonto".
Y yo que no sé decir que no, me arrodillo y alzo mi plegaria a tu templo.
¡ Cómeme! - me suplicas.
Lo demás un caballero no lo contaría...



miércoles, 10 de agosto de 2011

Cuestiones morales

- Alex no se casaría con ella si supiera que usted aún vive.
- Sí, sí lo haría - repliqué con tristeza-. Sabe que le engañé con otro hombre.
- Eso no es motivo para no amar a alguien - dijo sonriendo.
- ¿Qué? - Pregunté con asombro.
- Créame, madame, me han amado muchas mujeres que sabían que no les era fiel. Y yo también he amado a muchas mujeres que me engañaban. Los celos no son un impedimento para el amor.
Me quedé atónita. Tenía una manera envidiable de arrimar las cuestiones morales sobre el amor a una perspectiva grata para él.

Maldito Karma de David Safier

viernes, 5 de agosto de 2011

En qué piensan las mujeres

Será un placer acompañarla. No importa que difícil dilema tenga que resolver - se ofreció -. Nunca dejo en la estacada, a una mujer hermosa.

- ¿Y cómo sabe que soy una mujer hermosa? - pregunté-. En este momento, no es que mi aspecto revele muhco.
- Una mujer hermosa no lo es por su aspecto sino por su carácter.
No pude evitar sonreír, a pesar de todo. Aquel hombre sabía como camelar a las mujeres.
- ¿En quién está pensando? - me preguntó
- ¿Cómo dice?
- Acaba de sonreír muy ensimismada. Y sólo se sonríe así cuando se piensa en alguien por quien nos sentimos atraídos.
Ese hombre no sólo sabía qué les gusta a las mujeres, sino que también sabía en qué piensan. Y yo no sabía si eso me gustaba

lunes, 1 de agosto de 2011

Siulet

No sé si es perla o diamante. El caso es que siempre estuvo allí.
Quizás la vida no quiso ser excesivamente evidente conmigo,
lo puso allí pero nunca lo cruzó en mi vida.
Cuando vio que yo no sabía leer el lenguaje del destino
quiso pegarme un empujón y hacerlo más evidente:
Buscarnos amigos comunes que nos juntaran.
Siulet debió ser dislexico en algun momento
pero eso le hizo más inteligente, y ese fue un punto en común,
que lo convirtiendo en una persona importante.
En un mundo difícil de comprender,
el supo dar con la clave de mi contraseña,
quiso entender mi tontería
y me quiso invitar a entender su ingenio.
A veces me parece difícil creer
que pueda encontrar un diamante como él
pero más difícil me parece que los diamantes se fijen en ti.
Después de eso, de que él también se fijara en mi,
lo convierte en un diamante el que se desnudara,
el que no ocultara y el que confiara en mi.
El tiempo a su lado no corre deprisa
El silencio es tan importante como la palabra
y la palabra es tan honesta como su silencio.
No es importante lo que el otro pensará
ni me siento juzgado cuando digo lo que pienso.
Ese es él. Augusto, no desde ahora sino desde hace lustros.