Noticia


miércoles, 30 de noviembre de 2011

Elena

Elena tiene una característica que la hace diferente,
como es saber lo que yo no sé de mi,
devolverme la ilusión, o ilusionarme
que no es lo mismo pero es igual.
Elena sonríe y muestra en su sonrisa confianza,
hace sencillo lo difícil
y hace que confíes en ella sin conocerla.
En estos tiempos de crisis, es tan difícil
encontrar personas que te hagan recobrar la fe
en las personas.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Dos segundos

La situación es sencilla. Hoy ha salido el sol,
después de cerca de una semana lloviendo.
Se han secado las aceras y brilla timidamente el sol.
Coincide con mi día libre, y me regalo un paseo
cerca de la playa y un banquito me invita a sentarme
de cara al sol y cerrar los ojos y sentir que respiro.
Es sencillo, verdad?
Antes de cerrar los ojos para dar gracias a la vida
por todo aquello, por la lluvia y por el sol,
por el trabajo y por mi día de descanso.
Por encontrarme bien, porque nada me duele,
porque tengo gente al lado,
que sin estar a mi lado me demuestra que me quiere.
Pasan por mi mente las personas con nombres y apellidos
y veo sus sonrisas y recuerdo momentos
y sonrío por dentro cuando recuerdo sus sonrisas,
sin prisas, sin tiempos.
Cuando abro los ojos después de ese regalo que me he hecho
me vuelvo a sorprender dándome cuenta
que el tiempo no ha pasado.
No es que haya sido más lento, o más rápido;
es que el último coche que vi antes de cerrar los ojos,
una furgoneta blanca que giraba en aquella calle,
seguía girando en aquel cruce,
y a los abuelos que venían andando y hablando
y a los que dejé de escuchar cuando cerré los ojos,
o seguí oyendo sin darme cuenta,
seguían en el mismo sitio hablando y andando,
como si apenas dos segundos hubieran servido
para abarcar todo mi pensamiento,
mi lento pensamiento.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Tus mensajitos

A pesar de mi interés nunca supe de ti cuando quise.
Siempre era yo el que te llamaba,
y aun cuando nos llevábamos bien,
lo único que conseguí fue que me lo cogieras de vez en cuando.
Luego empezó el mundo virtual.
Nunca estabas conectada cuando yo te buscaba
y cuando estabas conectada, no respondías, estabas ausente a mis palabras.
Cuando querías hablabas aunque no estuvieras conectada.
No podía dejar de hablarte cuando me hablabas,
no sabía devolver el silencio porque necesitaba tus palabras.
Ahora todo eso pasó, me acostumbré a tus silencios
y dejé de esperar que aparecieras.
De hecho nunca más apareciste, pero no lo llevo mal.
A veces me sorprendo cuando veo un mail tuyo en mi buzón
me sorprendo tanto como ver un perro azul.
Me acelera un poquito el corazón
sin embargo cuando lo abro solo descubro
que tu ordenador tiene un virus
y que de vez en cuando se lo envías a tus contactos
A los mismo a los que nunca enviaste un correo.

martes, 15 de noviembre de 2011

Silencio

Se había reducido cualquier atisbo de esperanza de encontrar a alguien con vida dentro de mi corazón. Había rastreado y sólo resonaban ecos de unas voces, que reconocían cualidades en mí, por otro lado, ya olvidadas.
El mundo seguía vivo, pero ignoraban mi presencia como si yo hubiera muerto. Mi voz se oía pero no se escuchaba, y aunque estaba seguro de que me miraban parecía que nadie me veía.
Mi teléfono dejo de sonar de un día para otro, y nadie de mi agenda respondió a ninguna de mis llamadas. Unas veces saltaba un contestador, otras veces el teléfono sonaba y sonaba hasta la saciedad. Probé a llamarme varias veces para ver si el teléfono funcionaba. Fue únicamente entonces cuando pude oír el sonido del timbre de mi teléfono, pero ni incluso yo mismo me lo cogí. Dejé que el desconcierto se fuera volviendo en sentido pésame, acepté desilusionado la derrota y me dejé de mirar en espejos, de hablar conmigo, de sonreír y me fui marchitando, descuidando sin darme cuenta hasta desaparecer de la realidad

jueves, 10 de noviembre de 2011

Por qué

En ese momento tendría que haberte preguntado por qué:
Por qué lo hacías, el por qué de tus palabras,
por qué lo agradecías, el por qué de tus halagos,
por qué apoyabas lo que yo decía sin pedir nada a cambio
por qué eras tan benévolo conmigo.
e incluso
por qué te habías enamorado de mi madre.



Te habrías convertido en un ídolo para cualquiera
serías admirado por aquellos que te conocieran
Sólo una frase te convertía en la persona que
cualquiera hubiera querido ser.
Tu solamente pusiste la rúbrica con tu frase:
"Cualquiera lo habría hecho".


El qué?
Enamorarse de mi madre?

sábado, 5 de noviembre de 2011

Las trompetas de la muerte

Paseo por Sevilla, solo
que extraño pasear solo.
No me siento solo, me siento libre.
Paseo contento, hincho mis pulmones
cuando oigo de fondo una trompeta
Realmente no es una trompeta.
Es un gitano con un organillo
pero yo no me doy cuenta hasta el final
y realmente es lo de menos.
Lo importante es la sensación que me crea.
Parece que el volumen que llega a mis oídos
acelera el ritmo de mi corazón.
Siento que el final se acerca,
no el final de la canción,
sino el final de algo más
Es como si fuera la bnada sonora de mi vida
es como si las trompetas anunciaran mi final,
sólo la música consigue que me sienta como un torero
en su paseillo en la plaza, tan anunciador del éxito
como de la muerte, como del final.

martes, 1 de noviembre de 2011

Emilio

A veces la emoción, los nervios o no sé muy bien como llamarlo
hace que seas capaz de jugarte la vida sin reparar en ella
Hay ocasiones en que ponemos mucho en juego
y lo ponemos en manos de desconocidos
como cuando subimos a un taxi o a un avión.
Quizás hasta en esos momentos no nos demos cuenta,
no reparemos, en que lo que está en juego es nuestra vida
porque realmente no nos jugamos la vida,
solamente intentamos viajar.
Otras veces sólo cuando te encuentras en caida libre
a 4000 metros de la tierra a la espera de que un desconocido,
al que te han presentado hace menos de 15 minutos,
sea capaz de hacer su trabajo y no se equivoque,
porque tu vida, no sabes muy bien porqué, está toda en sus manos.
Así conocí a Emilio, sin miedos, pero con nervios.
Como dice mi cuñada, quizás porque sabes que pones tu vida en sus manos,
te cae bien, sea como sea, porque te conviene que te caiga bien.
Sólo en el momento donde no hay más vuelta atrás me pregunta
¿Te gusta?
Es alucinante - Atino a contestar.
Pues a esto me dedico en la vida - sentencia
Y yo pienso: "A tener en sus manos el final de la vida de tanta gente"