Noticia


jueves, 25 de marzo de 2010

Por qué el día tiene 24 horas?

Me despierto pensando, no es lo habitual, me despierto nosrmalmente recordando algún sueño, o simplemente me despierto, pero hoy no, hoy me despierto pensando en el tiempo. No en si lloverá o no, sino en porque el tiempo dura lo que dura el tiempo. Por qué los segundos durán un segundo (y los primeros, cuántos duran). Por que el tiempo está dividido en segundos, y por qué, a pesar de estar divididos en segundos, se dividen luego en minutos compuestos por 60 segundos. Por qué el día tiene 24 horas y no 12 de 120 minutos. Está claro lo que dura un día por le movimiento de rotación de la tierra y que un año es lo que tarda la tierra en hacer su movimiento de traslación, pero ¿Por qué doce meses? y porque cada mes tiene un número distinto de días.
Mi hermna me decía esta mañana cuando se lo contaba que si los mayas tenían otra forma de contar el tiempo, que si los meses de julio y agosto se deben a Julius augustus, que había 10 meses antes...
Y que más da, sólo quiero saber porque el tiempo dura lo que dura

sábado, 20 de marzo de 2010

Noción del tiempo

Todos los días tienen un momento
para perderlo
para embelesarse en algo ajeno,
para perder la noción del tiempo.
El mío es por las mañanas,
cuando me pongo los calcetines,
sentado en la cama,
hipnotizado frente al espejo
con la mirada perdida
y con la mente en blanco
pasa el tiempo
como pasa la vida
sin darme cuenta
que pierdo de nuevo
la noción del tiempo

lunes, 15 de marzo de 2010

Vacío

Depresión post parto.
Los objetivos que marcaban mi vida,
la vida que yo esperaba, ya se han cumplido
ya ha pasado la felicidad y ahora,
ahora ya pasó ese momento
y ya no sé que tengo que esperar
ya no sé hacia donde andar
ya he cruzado la meta
y me siento vacío
con ganas de llorar, de desaparecer,
de no levantarme por las mañanas
No siento ganas de nada

miércoles, 10 de marzo de 2010

Sueños

Cerca de la ciudad de Alejandría vivía un hombre honrado en una casa solariega en la que había un jardín. En el jardín había un pozo artesiano y al lado del pozo estaba plantada una frondosa higuera. En la fachada de la casa estaba colocado un reloj de sol que marcaba el paso de las horas durante el día.
Este hombre sueña, durante varias noches seguidas, que detrás de una losa más oscura que las otras que hay en el templo de Alejandría está escondido un tesoro de incalculable valor. Y guiado por los sueños, decide hacer un viaje a la ciudad de Alejandría y buscar esa losa detrás de la cual espera encontrar el tesoro.
Ahorra dinero y, cuando ya lo tiene, emprende el viaje llevando una herramientas que le permitan buscar detrás de la losa. Llega de día, se esconde porque no quiere que le vean y, cuando se hace de noche, a la luz de la luna, sale de su escondite y empieza a buscar esa losa con la que ha soñado insistentemente. Pero tiene mala fortuna porque, después de tres horas de búsqueda infructuosa, es sorprendido por la policía que le conduce ante juez al que previamente han explicado lo sucedido. Al ver al hombre en su presencia, el juez le dice sin dilación ni rodeos:
- ¿Se puede saber qué hacía usted en el templo a esas horas de la noche?
El hombre responde con toda sinceridad, preocupado por las consecuencias de su clandestina exploración:
- Soñé, durante varias noches seguidas, que detrás de una losa más oscura que las otras que estaba en el templo se encontraba escondido un tesoro de incalculable valor. Y vine a buscarlo.
El juez, calmadamente, le responde:
- ¿Cómo es usted tan ingenuo, tan insensato, tan crédulo, tan ridículo? ¿Por qué le hace caso a los sueños? Usted tiene que guiarse de la realidad, que es la que nos habla de forma fehaciente. Vaya para su casa, olvídese de los sueños y guíese sólo por la realidad. Porque, mire usted, yo también he soñado que en una casa solariega cercana a la ciudad de Alejandría, en la que vive un hombre honrado, en la que hay un jardín, en el jardín un pozo, al lado del pozo una frondosa higuera y en la fachada de la casa un reloj de sol, se encuentra enterrada, al lado del pozo, en dirección al norte y a tres metros de profundidad, una arqueta de hierro que contiene quinientas monedas de oro. Pero, ¡qué ridículo sería pensar que esto es cierto! Váyase para su casa, olvídese de los sueños, yo me olvidaré del incidente del templo, y haga usted caso solamente a los hechos.
El hombre escucha atentamente al juez, le agradece su consejo, se despide de él y va precipitadamente a su casa. En cuanto llega, sin dormir siquiera, agarra un pico y una pala y empieza a cavar allí exactamente donde el juez había soñado que estaba escondido el tesoro. Y, en efecto, al lado del pozo de su casa, en dirección al norte y a tres metros de profundidad, encuentra una arqueta de hierro con quinientas deslumbrantes monedas de oro.

De un cuento que le escuché el otro día a Santos Guerra

viernes, 5 de marzo de 2010

Paz

Nadie se parece a mi,
o yo no me parezco a nadie,
Alguien se acerca a mi,
adelanta su mano hacia mi
y yo estrecho su mano
Luego lleva su mano a su pecho
como queriendo clavar el olor de mis manos en su corazón
como queriendo meter mi paz dentro de él
No puedo repetir su gesto que me ha sorprendido.
Me quedo impresionado

lunes, 1 de marzo de 2010

Animales de costumbres

Me intento aferrar a repetir cada día lo mismo
Intento no variar para no provocar sobresaltos en mi vida.
Todo el mundo lo hace

El despertador suena cada día a la misma hora
y dejo pasar los 5 minutos de rigor en la cama
me levanto y sin encender la luz me voy al baño
El proceso siempre es el mismo.
Salgo del baño y me visto.
Voy a la cocina
saco la leche, enciendo el microhondas,
saco el neskuik y la cuchara y guardo los platos de la noche anterior.
Salgo de la cocina y reviso mi cartera de trabajo.
Salgo sin encender la luz para no despertar a mi amor
cierro la puerta y me quedo en el rellano de la escalera a oscuras
el ascensor está en el piso de abajo, lo sé porque veo la luz a través de la escalera
y porque tarda muy poco en llegar
Mi vecino de abajo sigue también unas pautas de animal de costumbres,
y debe llegar, más o menos, pocos minutos antes de que salga yo de casa.
Salgo a la calle y también me encuentro siempre la misma estampa:
Mujer con perro y el autobús 80 pasando por delante de mis narices dirección norte.
Siempre me encuentro a la misma gente por la calle, otros animales de costumbre,
hasta tal punto que, aunque no los conozco, ya nos saludamos.
Todo es ordinario hasta que entro en mi lugarr de trabajo.
Luego siempre existe algún gilipollas dispuesto a torcerme el día