Noticia


viernes, 17 de febrero de 2006

Alejarse

Durante un tiempo no quise alejarme mucho por miedo a perder el tesoro que tenía. Sabía que ya no me pertenecía, aunque no me atreviera a creermelo, no lo podía tocar, no podía hacer ningún uso de él, así que simplemente me dedique a custodiarlo, a saberme suficientemente enriquecido sabiendo que él me vería desde su ventana y sabría de mi presencia y sabría que no renunciaba a él, a pesar de que ya no fuera mío. A saber que no era de nadie más, a verlo.
Pero mis reservas se han ido agotando, los víveres con los que me aprovisione hace años, cuando empecé a custodiarlo se agotan, y yo me muero de inanición.
Mi primer impulso durante los primeros años, al pensar en ello, fue similar al del Ché "Hasta la victoria, hasta la muerte" (si era necesario).
Ahora veo que no era necesario, o que realmente no merece la pena morir por ello, aunque no tenga mucho sentido vivir la vida sin ello tampoco.
Y sin más, hoy me levanté y empecé a alejarme hacia ningún lugar, renunciando a mirar atrás, a recrearme en este pasado que tanto daño me ha hecho
Y me he dedicado desde entonces a vagar por la vida, a despedirme, a cerrar las puertas que un día me dejé abiertas, porque me dí cuenta que empezaba a atardecer en mi vida, empezaba el frío y que uno no podía irse sin asegurarse de que las puertas quedasen bien cerradas

1 comentario:

Anónimo dijo...

sabia decisión, enhorabuena