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domingo, 8 de marzo de 2009

Compañía

Se casaron, fueron felices y comieron perdices.
Las historias que nos contaron terminaban en el lugar exacto donde debían haber comenzado. Nos encontramos una y otra vez el relato de las historias frustradas, de los impedimentos, de los sacrificios, del empeño, y por fin.... del encuentro de los amantes, esta vez, para siempre.
Y justamente cuando queremos ver como viven juntos, como atraviesan lo cotidiano y lo inesperado, de dónde obtienen su perdices, cómo se ponen de acuerdo para cocinarlas, quien es el encargado de hacerlo y que pasa cuando hay veda de perdices, o cuando se hartan de ellas, cunado pretendemos asomarnos a su convivencia, justo ahí cae el telón.

¿Qué es entonces el amor?
Según esta historia de la búsqueda y no del encuentro
de la persistencia y no de la permanencia,
del ir hacia alguien y no de ir con alguien.

La consigna parece ser "Que nadie se quede solo"
aunque no se aclare cual es la función de la compañía.

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