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martes, 5 de julio de 2011

El último

No me importa no ganar
no me importa hacer el ridículo
no me importa equivocarme.
No, no es modestia, es así.
La vida me enseña que las posibilidades de ganar
son inversamente proporcionales a la cantidad de gente
que quiera participar de este juego.
Para no frustrarme, sólo tienes que hacerte a la idea
de que hay pocas posibilidades de ganar.

Creí tener con esta estrategia, toda la felicidad en el bolsillo,
pero me he dado cuenta que no es solamente eso,
que mi felicidad no dependa de ser el primero
no significa que la tenga quede donde quede. No.
Me he dado cuenta que le tengo un miedo atroz a quedar el último.
Compito para no ser el peor, para no ser el que más vergüenza da,
para no quedar en entredicho, para pasar desapercibido entre los demás.
Haré el ridículo si todo el mundo lo hace y sobre todo
si hay alguien que lo hace más que yo.
Correré si sé que alguien puede quedar detrás de mi,
si sé que no se fijarán en mi por lo mal que lo haga.
Me equivocaré si sé que mi error no será el más grave,
si sé que otros encenderán con más viveza la llama de la alarma.
Quiero no sentirme solo en el escarnio, en la vergüenza pública
por eso te necesito.
Igual tu crees que eres lo peor, que no sirves para nada,
que quien te va a querer si no tienes nada que aportar.
Yo te quiero, porque gracias a ti, yo no me siento lo peor

1 comentario:

Lorena dijo...

Me he reido leyendote. Gracias, porque hoy que me saquen una sonrisa ya es mucho.