Noticia


lunes, 2 de abril de 2007

Se acabó la guerra

El sonido de las bombas había cesado,
no se cuanto tiempo hacía,
porque no era consciente, hasta este momento,
que ya no sonaba
el repicar del plomo contra el suelo,
de la explosión,
que no cesaba ni en mis mejores sueños.
el sonido de las bombas había cesado
pero no el frenético ruido de mi corazón.
Todo andaba
por una puta vez en la vida en silencio
todo en silencio, menos mi corazón
bombeando borbotones de sangre
a mi cuerpo inerte bajo el agujero del cañón
de aquella pistola.
Qué paradoja!
Mi corazón bombea una sangra a un cuerpo
que ya no la necesita
o que no la necesitaría segundos después.
Me resisto a pensar que todo se acaba
y que la guerra se acaba
el mismo día que se acaba mi vida;
que esto ya no hace falta,
que ya no muero por nada
porque ya no hay nada por lo que morir.
Todo se ha terminado
y pienso si cuando yo nací
me concibieron para que muriera
como muero hoy,
debajo del cañón de una pistola
sin mucho sentido por el que morir;
y recuerdo que no hace muchos días
era debajo de tu cuerpo donde estaba,
y recuerdo que no hace muchos días
todo lo que tenía era futuro
entremezclado entre tu futuro,
y hoy de aquellos buenos recuerdos
no queda nada,
nada más que el impotente deseo;
y me vuelvo a preguntar
si este es el sitio en el que quiero estar,
si cambiaría la historia,
si merezco este final;
si después de lo bien que me trató la vida,
lo que me mimó para conseguir
todo aquello que conseguí,
una casa, un coche, unos estudios, un trabajo...
Todo ello se fue al carajo
y ni siquiera lo hice por ti

1 comentario:

Joako Voskovany dijo...

Imagino que justo después de esos pensamientos y justo antes de ver la luz, el único sentimiento posible es la resignación. Lo curioso es lo de "ni siquiera lo hice por ti" ¿hubiera sido diferente?
Muy buena tu ráfaga, me seguiré pasando. Un saludo