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viernes, 30 de noviembre de 2007

Ráfaga de D.

Mi escepticismo se siente herido con la facilidad que tus palabras acarician, sin dificultad, mi corazón, tu endiablada astucia para acariciar mis más recónditos sentimientos.
Y lo haces de forma tan natural, como si no te costase, como si me demostrases que, como esta vez, pudieras tener acceso a mi corazón tantas veces como te viniera en gana.
Yo me siento vencido y me rindo a la evidencia de tu amor.
No voy a soltar lángidos discursos de inmerecimientos, a pesar de que no te merezco. No te voy a volver a decir que si yo te debiera 500 favores, ahora te debo 501.
No hay precio para pagar tu tiempo, para pagar tu espacio, para pagar tus palabras, ni para pagar tus silencios. No hay precio para tu sonrisa.
No hay regalos, no hay palabras
No hay nada que se me antoje suficiente
para pagar el primer plazo
de lo que siento que sientes por mi

3 comentarios:

Dulcinea dijo...

Sonrío con tus 501.
Siento de cerca lo que sientes.

Un dulce Besazo

Dulcinea dijo...

...Oye...¿flchas envenenadas?...Ya me explicarás, Chatín.
Buen fin de.

libertad dijo...

Precioso. Como ella.