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lunes, 1 de agosto de 2011

Siulet

No sé si es perla o diamante. El caso es que siempre estuvo allí.
Quizás la vida no quiso ser excesivamente evidente conmigo,
lo puso allí pero nunca lo cruzó en mi vida.
Cuando vio que yo no sabía leer el lenguaje del destino
quiso pegarme un empujón y hacerlo más evidente:
Buscarnos amigos comunes que nos juntaran.
Siulet debió ser dislexico en algun momento
pero eso le hizo más inteligente, y ese fue un punto en común,
que lo convirtiendo en una persona importante.
En un mundo difícil de comprender,
el supo dar con la clave de mi contraseña,
quiso entender mi tontería
y me quiso invitar a entender su ingenio.
A veces me parece difícil creer
que pueda encontrar un diamante como él
pero más difícil me parece que los diamantes se fijen en ti.
Después de eso, de que él también se fijara en mi,
lo convierte en un diamante el que se desnudara,
el que no ocultara y el que confiara en mi.
El tiempo a su lado no corre deprisa
El silencio es tan importante como la palabra
y la palabra es tan honesta como su silencio.
No es importante lo que el otro pensará
ni me siento juzgado cuando digo lo que pienso.
Ese es él. Augusto, no desde ahora sino desde hace lustros.

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