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viernes, 23 de febrero de 2007

Lo más importante de mi vida

Mis alumnos saben que he estado en la selva,
que he estado en la cárcel,
que he estado en la calle
y en tantos sitios,...
que un día me preguntaron
¿Qué era lo más importante que había hecho en mi vida?”.
Sabía que mis alumnos esperaban una aécdota de cualquier viaje,
Entonces les respondí:
Lo más importante que he hecho en la vida,
tuvo lugar el 24 de agosto del año 2005.
Comencé el día tomnando un café con un amigo
al que no había visto en mucho tiempo.
Entre sorbo y sorbo de café
me contó que su esposa y él acababan de tener un bebé.
Mientras hablábamos, llegó el padre de mi amigo,
que consternado, le dijo que
al bebé se lo habían llevado de urgencia al hospital.
En un instante, mí amigo
se subió al coche de su padre y se marchó.
Yo, por un momento, me quedé donde estaba,
sin saber que debía hacer.
¿Seguir a mí amigo al hospital?
Mí presencia allí, me dije, no iba a servir de nada,
pues la criatura estará al cuidado de médicos y enfermeras,
y nada de lo que yo hiciera o dijera iba a cambiar las cosas.
¿Brindarle mi apoyo moral?
Eso, quizás,
pero tanto él como su esposa provenían de familias numerosas,
y sin duda estarían rodeados de parientes,
que les ofrecerían el apoyo necesario.
Lo único que haría yo sería estorbar.
Así que decidí ir mas tarde al hospital a visitar a mi amigo.
Al poner en marcha mi coche,
me percaté que mi amigo había dejado su coche con las llaves puestas,
estacionada junto al mío.
Decidí pues, cerrar el auto e ir al hospital a entregarle las llaves.
Como supuse, la sala de espera estaba llena de familiares.
No tardo en presentarse un médico, que se acercó a la pareja y,
en voz baja les comunicó que su bebe había fallecido.
Los padres se abrazaron y lloraron,
mientras todos los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor.
Al verme mi amigo, se refugió en mis brazos y me dijo:

Gracias por estar aquí.
Durante el resto de la mañana
permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital
viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebe
y despedirse de él.

Esto, es lo más importante que he hecho en mí vida,
y aquella experiencia me dejo tres enseñanzas:
Primera: lo más importante que he hecho en la vida,
ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer.
Nada de lo racional que aprendí en la universidad,
ni en el ejercicio de mi profesión, me sirvió en tales circunstancias.
Lo único que pude hacer
fue acompañarlos y esperar;
pero estar allí, era lo principal…
Segunda: aprendí que al aprender a pensar, casi me olvido de sentir.
Tercera: aprendí que la vida puede cambiar en un instante.
Así pues, hacemos planes y concebimos nuestro futuro como algo real,
y olvidamos que perder el empleo,
sufrir una enfermedad grave o un accidente
y muchas otras cosas más,
pueden alterar ese futuro en un abrir y cerrar de ojos.


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