Nunca lo he tenido que hacer
siempre he sido muy cabezón,
lo que he pretendido
lo he conseguido
nunca abandoné objetivos
nunca renucié a nada
Porque hubiera supuesto
no saber por donde seguir.
Hace 5 años, menos un día
renuncié a seguir
renuncié a seguir andando
a pararme,
porque el camino se hacía muy duro
y por primera vez valoré
¿Para qué seguir?
¿Por qué era tan importante llegar a la meta?
Y vi que ni era importante
ni merecía la pena el sacrificio, y me paré.
Hoy esta mañana me pasó lo mismo
o quizás ayer noche.
Me pregunté si valía la pena tanto sacrificio
tanto gasto de energía
Y por segunda vez,
cosncientemente
RENUNCIÉ
porque tampoco merecía tanto la pena
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